LA MANO DEL IBERO.
EL LENGUAJE DEL SÍMBOLO:
EL LENGUAJE DEL SÍMBOLO:
LA PIEDRA ROSETTA DE LA
EPIGRAFÍA IBÉRICA
Abelardo López Pérez
El
estado actual de los estudios paleográficos de la escritura ibérica, pese a
leerse con cierta seguridad a raíz de su desciframiento en los años 20 por el
arqueólogo e historiador Manuel Gómez Moreno, muestran grandes vacíos o
dificultades de interpretación, y en especial los textos del lenguaje de escritura
levantina, denominado así por su presencia de uso en el este peninsular, desde
el sur de Francia hasta el río Júcar.
La
escritura ibérica levantina inscribe en
su repertorio dos tipos de /R/, con los siguientes signos y. El hallazgo de
inscripciones con la presencia de estas dos vibrantes de escritura ibérica en
un mismo texto puede marcar una diferencia sonora, simple /r'/ o
múltiple /r), pero en el signario ibérico no existen estas diferencias sonoras. Según J. A. Correa (1994):“En adaptaciones latinas sólo en
posición intervocálica cabe esperar una distinción R/RR, pero no se puede
establecer una correspondencia clara entre R/RR y r’ /r asegure r’
casi siempre corresponde R, lo que refuerza la hipótesis de ser el
fonema no marcado”.
¿Pero
qué ocurre si estos dos signos aparecen inscritos en un mismo objeto sin más
letras que le acompañen? No cabe duda de que sería algo excepcional. Y
ciertamente así considero la pieza
procedente de la Manchuela Albacetense, situada entre el río Júcar y Cabriel, concretamente en la localidad del
Herrumblar (Cuenca) hallada fortuitamente por un agricultor. Y desde luego no quisiera que nadie se tomase como punto de partida a mi teoría lo que en realidad es la presentación de un objeto novedoso.
Se
trata de un pequeño botón de bronce con forma de mano humana, en cuya palma se
inscriben los dos tipos de /R/ en escritura levantina. Pero no se sitúan para
formar una lectura correlativa lineal en horizontal, sino que los signos se
invierten, uno en posición horizontal y el otro en vertical, como simulando las
líneas de la mano y manifestando una conexión epigráfica con el símbolo.
Imágenes de la mano con epigrafía ibérica
(Exposición Arqueológica de Abengibre, Albacete)
Dicha conexión entre lo escrito y el objeto no es única ya que existen muchas más evidencias que puede abrir los ojos del escéptico que no comparte
mis conocimientos interpretativos de la simbología ibérica. Una teoría editada
en multitud de trabajos1, en la que se establece la lectura de un
código iconográfico ibérico. El método científico se basa principalmente en
analizar varios factores del símbolo: cualidad trascendental, simbiosis y ambigüedad.
Un método empírico que, además de manifestar las pautas de un código narrativo
compartido, con el valor conceptual de una composición basada en un sistema de
analogías, permite establecer una misma
lectura sujeta a un idéntico contexto semántico entre diversas obras. Una coincidencia simbólica, cronológica, espacial
y territorial que influye en los factores culturales y sociales de su
interpretación.
Extraer
la cualidad trascendental de la mano humana puede ser, y de hecho lo es,
difícil de averiguar por su gran actividad ejecutora. Pero, por lo menos
sabemos que el objeto en cuestión proyecta
la imagen de una mano. Y es ahí donde se
manifiesta por obra del artista ibérico una conexión, una simbiosis entre lo
escrito y el objeto que puede rebasar el tiempo y el espacio con evidente
comprensión. La ambigüedad de la palabra es una constante inmersa en la
naturaleza de las cosas, por lo que la palabra mano en la antigüedad ibérica,
se pronunciase como se pronunciase, se
halla presente. Sin intentar manipular valores fonéticos bien conocidos de ambos tipos de /r'/ , y a modo de hipótesis, la lectura epigráfica del botón ibérico de El Herrumblar podría formular el sonido /ere/ visto desde dos posiciones, si añadimos lo representado con el objeto /mano/ podría expresar la palabra /(h)ermano /. Esto no quiere decir que dé por sentado que el origen etimológico de la palabra "hermano" tenga que ver con "mano", sino que simplemente la mano puede estructurar la lectura simbólica de "hermano". Un lenguaje determinativo donde el símbolo indica el sentido más amplio de una palabra, verificable solamente cuando guarda un contexto iconográfico con diversos soportes.
La
imagen ibérica de una mano bien puedo simbolizar al hermano, y no lo digo porque la interpretación epigráfica de la mano sea correcta, sino por que lo cierto es que
no encuentro un símbolo más de acuerdo merecedor de ese importante apelativo.
Ciertamente una de las acepciones de la palabra hermano trata de: Una cosa
respecto de otra a que es semejante. Y desde luego la mano humana reúne esa
acepción.
Referente
al silabario fonético /r'/ , tengo que decir que la vocal ibérica /e/ seguido de
/r’/ al comienzo de una palabra, se registra en al menos en dos
ocasiones un tanto peculiares, ya que tienen en común una misma palabra /erir/ y que además aparecen escritas en
dos lápidas ibéricas. Una, procedente de
Civit (Tarragona) y la otra, desaparecida pero documentada, procedente
de Sagunto (Valencia), (en Velaza Frías, 1993). Según Silgo Gauche (2005) : “Me resulta extremadamente
llamativo, y expongo solamente como hipótesis extremadamente atrevida, el
parecido entre erir y el vasco
altonavarro, vizcaíno arcaico, guipuzcoano erio, bajo-navarro,
labortano, suletino herio ‘muerte’.
Personalmente, dentro del contexto
funerario en el que se halla la palabra ibérica /erir/, no me parece tan atrevida
su comparación vascuence. Más bien puede ser un término lingüístico arcaico
conservado en las actuales hablas peninsulares, ya que el parecido no es solo con el Eusquera,
sino que es íntegramente una frase
Castellana, y de hecho tengo razones de peso que tienen que ver con el
origen etimológico del verbo matar. “El
verbo matar es de origen desconocido. Suenan varias teorías, del latín mactare,
de un reconstruído mattare, derivado de mattus, que en latín
significó ‘herir’ (Fernández López)2. Según este autor, citando a J.
Corominas en la Edad Media matar
significó también ‘herir’.
A todo esto se puede añadir lo mencionado por X. Ballester (2009): “De modo general y, desde luego, no arbitrariamente se ha operado con la premisa de que el ibérico no dispone de/h/, no disponía de aspiración, si bien resulta obvio que para los partidarios de algunas relaciones de origen entre aquitano e ibérico la hipótesis más sencilla y casi inevitable implica contar con que hubo de existir en una época previa a la documentación histórica al menos un fonema /h/ en ibérico y que, como en tantas otras lenguas, se habría perdido. Firme es, en todo caso, la evidencia –aunque ciertamente siempre adscribible al contacto aloglótico, sea púnico o aquitánio- que encontramos en términos que, por lo demás, hay que considerar ibéricos. Se trata ciertamente de registros esporádicos pero aparentemente significativos cuales el CHADAR (C.I.L. I 709) del documento ausculano, un VRCHATETELLI (C. I. L. II 2967) en Muruzábal de Andión (Navarra) y ya en territorio meridional, en Alcalá del Río (Sevilla), un VRCHAIL (C.I.L. II 1087)”. Curiosamente, no menos significativo es que en los tres registros mencionados por Ballester intervenga el silabario/CHA/.
Un hipotético ejemplo publicado recientemente en este Blog (Ekiar: la transcripción de un verbo
ibérico) traduce el vocablo ibérico ekiar
con el verbo castellano "echar", asociándolo a datos de lingüística
castellana con una coincidencia de género gramatical. En el blog explico que el morfema
ibérico /ki/ puede ser el equivalente a la letra castellana /ch/. De hecho,
estableciendo una asociación entre la grafía < C > y el sonido [K], es notable en la
transcripción latina de la lectura ibérica monetal; y el silabario /CI/
castellano medieval de hacia el
año 1150 se menciona como /CH/ en las monedas acuñadas por Sancho VI
(1150-1194) escribiéndose el nombre del monarca como SANCIUS. Más adelante
explicaré otras razones diferentes.
No obstante, esta reconocido por los lingüistas que la /h/, al igual que la correspondencia fonética con nuestra /ch/ no existió en la lengua íbera, por lo que si nos olvidamos del símil fonético que queramos atribuir o emparentar, mi interpretación echar no varía mucho de la interpretación del Sr Untermann y otros que indican que ekiar trata del verbo hecho. Es más, señalando una pequeña apreciación, mi interpretación tiene una /h/ menos.
Lo cierto es que la simbólica mano en los reversos monetarios de Cástulo junto a la efigie del personaje con diadema, podría tener una respuesta interpretativa muy favorable a los estudios realizados por García-Bellido y García de Diego (2013): “Las primeras emisiones de la ciudad acuñadas en el periodo de amistad con los Barca, muestran la maestría artística de los abridores de cuños. Tanto la cabeza diademada con la mirada al alto como la esfinge marchando son muestras de un gusto oriental y de un arte refinado e influido por la corte de los Barca y por el orientalismo de la Cartago del s. III a. C. Son muestras del peso iconográfico que las monedas de Asdrúbal tuvieron sobre el “reino” de Cástulo”.
Sin
lugar a dudas en los ases de Cástulo se puede ver reflejado el busto de uno de
los dos hermanos de Aníbal Barca: Asdrúbal o Magón. Y según García-Bellido y
García de Diego es Asdrúbal el candidato: “La cabeza de Asdrúbal con tainía se copia entre “indígenas”. Creo
que es en ellas en las que se inspiran las primeras emisiones de Iberia –Sagunto,
Cese, Cástulo- y también en Numidia y Mauritania, donde nace ahora el retrato
monárquico con Syfas, Vermina y Massinissa”.
Ases de
Cástulo con posible imagen de Asdrúbal
Otra
representación ibérica de la mano se
halla en la estela de El Palao (Alcañiz, Teruel), muestra a su lado la escena
victoriosa de un jinete alzando su escudo y la lanza sobre otro jinete caído en
combate al que devoran varios buitres. En la escena victoriosa de esta estela
bien puede figurar la hazaña de un hermano caído en un altercado. Los símbolos
que enmarcan el lateral de la estela, un zigzag equivalente a “depender” que,
en su ambigüedad y posición vertical determina el verbo “caer”, se une a la
línea muy ondulada en representación de “alteración”, en su ambigüedad “altercado”.
Estela de El Palao (Alcañiz, Teruel). Según Marco
Simón, E. y Va Idellou, V., 1976 (en García Huerta, 1997).
Para
comprender la cualidad trascendental de los elementos representados y su
ambigüedad tenemos el efecto ondulatorio en el trazado de una línea, ya que
transmite una lectura con expresividad propia donde el movimiento es su
principal causa-efecto permanente en su propia naturaleza compositiva, donde a
mayor movimiento se produce más alteración. En consecuencia, un movimiento es
una alteración, y en nuestro propio lenguaje una alteración es un altercado,
una disputa (López Pérez, A. 2011 a). Un buen ejemplo es la representación del combate
singular reflejado en el vaso policromo de Numancia (Museo Numantino, Soria).
Vaso
policromo del Museo Numantino (Soria)
Al
igual que en la estela de El Palao, la mano se muestra excepcionalmente
representada en una lápida votiva romana
del siglo III d.C. procedente de Quintanilla de Somoza y conservada en el Museo
de León. La palma de la mano se halla dentro de un templete en cuya cabecera
triangular se dedica en escritura mayúscula griega a Zeus-Sárapis. Y en la
propia palma, según diversos autores, se inscribe el nombre de otra divinidad,
Diónysos. La leyenda dice: “Uno es
Zeus-Serapis-Iao” aludiendo a la similitud de tres divinidades. El sincretismo
religioso de esta trinidad puede mostrar cierta similitud teológica por las
diversas culturas que rindieron culto. “De
tal modo que el emperador Juliano llega a darnos de Sárapis una definición que
parece una fórmula dogmática cuando, hablando de la deidad egipcia dice de
ella: «Un Zeus, un Haides y un Helios es Sárapis» Ει̃ς Ζεὺς, ει̃ς 'Αίδης ει̃ς
'Ηλιός ε̉στι Σάραπις 38. Una fórmula idéntica se empleó también para
Diónysos 39 ” (en García y
Bellido 1962).
A la definición del emperador
Juliano, ciertamente no puedo dejar de hallar similar respuesta en la otra
acepción de la palabra hermano: Una cosa respecto de otra a que es semejante.
Lápida votiva de Quintanilla de Somoza conservada en
el Museo de León
Sin descartar una doble interpretación, lo cierto es que en esta estela votiva de Quintanilla de Somoza se intuye otro apelativo simbólico que me parece que delata el verdadero valor iconográfico de la simbólica mano. Este otro apelativo se halla integrado en la palabra "manifiesto", entendido en su más amplio sentido: "Patente, claro. Escrito que una persona o partido dirige a la opinión pública". Para cuyo caso también guardaría contexto iconográfico en las monedas de Cástulo y en la estela de El Palao. Y por supuesto, los diversos botones presentados "manifiestan" las diversas interpretaciones que puedan hallarse en su interior, tanto epigráficas (letras) como simbólicas (líneas). Es más, existe otra estela hallada en Binéfar (Huesca), con epigrafía ibérica, manos y un caballo que manifiesta claramente el escrito de una persona o partido dirigido a la opinión pública.
No cabe duda de que la aplicación de ciertas pautas a la imagen iconográfica ibérica permite un análisis interno capaz de afirmar una verdad demostrable que estructura la lectura simbólica en su propio contexto socio-cultural. La diacrítica del lenguaje iconográfico ibérico, entendida como un lenguaje determinativo donde el símbolo indica el sentido más amplio de una palabra se haya corroborado por los propios escritos griegos y la dogmática frase del emperador romano Juliano.
No cabe duda de que la aplicación de ciertas pautas a la imagen iconográfica ibérica permite un análisis interno capaz de afirmar una verdad demostrable que estructura la lectura simbólica en su propio contexto socio-cultural. La diacrítica del lenguaje iconográfico ibérico, entendida como un lenguaje determinativo donde el símbolo indica el sentido más amplio de una palabra se haya corroborado por los propios escritos griegos y la dogmática frase del emperador romano Juliano.
El
botón ibérico de El Herrumblar (Cuenca) es una pieza excepcional por mostrar
epigrafía levantina. La mano
representada en un botón no es única, dentro de La Manchuela albacetense se
halló otra pieza en Verastegui (Bormate). Pero en este caso no tiene epigrafía, pero se
aprecia que es la mano derecha y muestra las líneas muy intencionadas en su
palma.
Botón
de Verastegui (Bormate) (propiedad particular)
La
ambigüedad de la palabra puede estar presente en esas líneas. Una acepción de
la palabra “línea” hace mención a la serie de miembros de una misma familia.
Por lo que conjuga con las interpretaciones asignadas.
En otro de mis trabajos de interpretación iconográfica titulado Descendencia filial ibérica (*),
ya analizo el conjunto de líneas (filetes) que la cultura ibérica muestra en
multitud de objetos, y principalmente en la pintura vascular de enterramientos
infantiles, que influye en los factores culturales y sociales de su
interpretación. El conjunto de líneas o filetes manifiesta una filiación. La
palabra filiación quiere decir procedencia, lazo de parentesco de los hijos con
sus padres.
Sin
lugar a dudas, los iberos quisieron
arbitrar un sistema eficaz para transmitir a sus descendientes los
principios más sagrados en los que se fundamenta, puesto que de ello dependía
su propia perpetuidad. Y parece ser que nos echan una mano.
Una
mano alegórica que se halla abierta a más interpretaciones, que sin pasar por el intento
fallido o poco satisfactorio de asimilar
un parentesco vascuence (preindoeuropeo) con el lenguaje ibérico, nos puede conducir a una similitud fonética de ciertas palabras presentes en nuestro rico lenguaje castellano (del latín, indoeuropeo). La lengua
indoeuropea es la considerada que tiene un tronco común primitivo procedente de
Asia que dese la India se extendió hasta Europa.
La
ambigüedad de la palabra es una constante inmersa en la naturaleza de las
cosas, se halla tanto en la interpretación
del símbolo como de la escritura ibérica. En los símbolos, citaré solo los
mencionados en este trabajo, -hay muchísimos más (ver López Pérez, A. 2011 b)-:
Línea= miembro de una misma familia. Depender= caer. Alteración= altercado.
Para la ambigüedad en la escritura ibérica
continuaremos con la palabra ekiar mencionada
anteriormente. Es todo un paradigma de la escritura ibérica ya que es una de
las más mencionadas acompañando a un nombre de persona o lugar, hasta incluso también se halla
inscrita en el reverso de una moneda de plata de Arse (Sagunto) con la leyenda arsakiskuekiar,
que según García-Bellido (1993), pertenece al periodo de dominación púnica en
Sagunto, es pues –continua- una emisión en lengua indígena pero bajo
administración púnica.
El
verbo castellano “echar” es dar impulso, de ahí que el verbo ekiar se halle inscrito en una fusayola,
una falcata y sobre lanzas impulsadas en la pintura vascular de Liria. Esta es la simbiosis entre el símbolo y el objeto. En su ambigüedad el verbo “echar” también
se utiliza para deponer a uno de su empleo o dignidad, su sinónimo “deponer”
permite un contexto político de retirar a
alguien de su honor o dignidad. Sagunto, ciudad aliada de Roma es el lugar donde se protagonizó el origen de la 2ª Guerra Púnica. Fue sitiada en el 218 a.C. por los
cartagineses dirigidos por Aníbal Barca, provocando una confrontación militar
que duro ocho meses con el resultado final de la toma de la ciudad. La
administración púnica de Sagunto bien pudo acuñar moneda con la propaganda
sociopolítica de deponer a la ciudad de Arse de su honor o
dignidad en un evidente momento de cambio sociopolítico.
Otro
caso presente en la numismática de Arse.
Interesante la nota de Ripollés i Alegre (2001) referente al vocablo
ibérico kitar: “arskitar (dracmas de Arse) y durkitar (plomo
Orlell III) (J. Siles Léxico de inscripciones ibéricas, Madrid, 1985,
pp. 69 y 209; en adelante abreviado, Léxico,) son las dos únicas
inscripciones en las que aparece la palabra -kitar, pues la supuesta
leyenda arseetarkita (J., Siles, 1985, p. 70, es una mala lectura
de arseetarkiterter, cf. P. P. Ripollès, 1992-1993, pp. 9-18.”
Nuestro
propio castellano nos dice que la palabra “quitar” es: libertad de cargas.
Volvemos
a la misma situación cronológica y sociopolítica de la ciudad de Arse. ¿Habrá
un contexto tan claro para reforzar la legalidad de una moneda que anuncie su
libertad de cargas socioeconómicas? Indudablemente, la administración púnica de
la ciudad bien las pudo imponer o liberar. Un procedimiento usual también
implantado a las ciudades por el Imperio romano en Hispania.
Didracmas
acuñados por la ciudad de Saetabi (Jativa) de finales del siglo III a.
C. muestran la leyenda ibérica saetabi-kitar-ban. Aquí tenemos una lectura similar en un contexto
cronológico y territorial análogo a la ciudad de Arse. Y que la lectura se halle
sobre la imagen de un águila con alas explayadas, símbolo del IMPERIO, lo dice
todo.
Pero lo
del plomo de Orlell (Tarragona), procedente de una tumba considerada de entre
finales del siglo IV y principios del III a. C., es que resulta todavía más
sorprendente, ya que dicho plomo contiene expresiones metrológicas o sistemas
de peso y medidas. Según Ferrer i Janè (2011), tras investigar las expresiones
metrológicas de diversos objetos, se inclina por considerar que en estos casos
el compuesto que incluye KITAR se debe interpretar como precisión adicional
sobre el material…
¿Si no
tiene sentido el verbo “quitar” en un texto con numerales?, pues eso “Que venga
Dios y lo diga”.
Otro vocablo
ibérico. La palabra salir se halla presente junto al nombre de la ceca
en algunas emisiones de dracmas consideradas de imitación emporitana (ver D.
Flecher, 1990, 83-90). Y también se halla acuñado en la ceca ibérica de
Iltirta, situada en la actual Lleida, con el epígrafe iltirta-salir-ban.
Nuestro
propio Diccionario de la Lengua Española nos dice que una de las acepciones de
la palabra salir es: libertarse,
desembarazarse de algo que nos ocupa o molesta.
¿No resulta
revelador que junto a la ceca de una o varias ciudades se mencione la palabra
relativa a la libertad, en un tiempo cronológico donde la situación sociopolítica es bélica, ante la
presencia de la ocupada Hispania por Roma
tras la Segunda Guerra Púnica?
Para el
vocablo ibérico ban, creo muy importante señalar lo mencionado por G.
Díaz Montexano (2006) en referencia al verbo griego bainô: “andar,
marchar, caminar, partir, enviar, dirigir”. Según dice este autor: “Nótese como hemos conservado en el castellano
formas casi idénticas a las griegas (asumidas todas como derivadas del latín vado)
como por ejemplo, (yo) voy,
(tú ) vas, (él) va, (imp.) ve, ven, y (ellos) van,
que bien podrían provenir de antiguas palabras ibéricas con una raíz *ba o*ban,”. La
propuesta de este autor es que deben
ser interpretadas -según el contexto- con algunos de los siguientes
significados:*”ir, partir, marchar, andar, transitar; enviar, o
dirigir”, igual que en el antiguo griego bainô.
Dichas formas, en un contexto monumental, podrían ser interpretadas como “dirigir”,
en el sentido de “enviar” u “ordenar”(que se haga
algo), similar al latín coeravit, y a las mismas formas griegas eban, ebainen del verbo bainô;
mientras que en un contexto funerario, se podrían interpretar como expresiones
que aluden a la condición de partida del difunto (o los difuntos);
expresiones tales como “ha partido”, “se ha ido”, “se ha marchado”,
“se fue” o“ se nos fue”, etc.;”
Me
parece una prueba irrefutable el que el vocablo ban = van, se halle
presente seguido de las traducciones de salir = liberarse, de
algo que nos ocupa, y de kitar = libertad
de cargas.
En el
borde o boca del cálatos nº 107, departamento 12 y 13 de Liria (Aranegui, et
alii 1997) podemos leer una primera composición que dice: apartan-ban.
Nuestro propio lenguaje nos dice que “apartar” es alejar a una persona u objeto
de otro. Y “aparte” quiere decir: en otro lugar; en lugar retirado.
En apartan-ban
claramente se lee: “van a otro lugar”. Bueno, lo sorprendente de esta lectura
es que en la imagen figurativa de personas se representa una procesión de damas
y caballeros cogidos de la mano que marchan o se dirigen caminando al son de la
música en una misma dirección. Según los datos cronológicos del poblado del
Tosal de San Miguel de Liria, fue destruido y abandonado hacia el 175-150 a.
C., fecha a la que corresponde dicho cálatos.
Museo de Prehistoria
de Valencia
De esta
manera se puede entender que en la numismática ibérica aparezca en el anverso,
tras la cabeza del personaje, la palabra ban con el sentido ambiguo de
dirigir, indicativo de dirigente. Son los semis y cuadrantes de la ceca
Abarildur (Región catalana), y denarios de Ausescen (Vich, Barcelona). Incluso en un denario de Arsacoson (Región
navarra) se muestra la letra ba, que muy bien se puede traducir como
“dirige”.
En la tinajilla nº 142, departamento 31 de Liria (Aranegui et alii, 1997) se muestra una escena incompleta de jinetes acompañados por abundante escritura ibérica. En el cuello del caballo mejor conservado se puede ver una campanilla formada por la letra be. Aquí la simbiosis entre el objeto y la epigrafía es incuestionable. La cualidad trascendental de la campana es la de invocar, llamar. Y que el verbo imperativo "ve"(en el sentido de ir, acudir) se manifieste en el mismo objeto lo dice todo: acude a la llamada.
En la misma tinajilla y caballo, se puede leer entre la cola y los pies belar:ban. En nuestro propio idioma el verbo intransitivo velar es: "estar sin dormir el tiempo destinado al sueño. Cuidar solícitamente". La cronología y las escenas vasculares de Liria en un contexto bélico confirman lo expresado: van a velar.
En la pintura vascular de Liria también se muestra en variadas ocasiones más palabras ibéricas con la terminación del vocablo ban, componiendo la frase eriar:ban, en la que la palabra eriar puede hacer referencia al verbo herir, para cuyo caso se compondría la frase: van a dar un golpe que dañe, van a golpear o batir un cuerpo contra otro.
En la tinajilla nº 142, departamento 31 de Liria (Aranegui et alii, 1997) se muestra una escena incompleta de jinetes acompañados por abundante escritura ibérica. En el cuello del caballo mejor conservado se puede ver una campanilla formada por la letra be. Aquí la simbiosis entre el objeto y la epigrafía es incuestionable. La cualidad trascendental de la campana es la de invocar, llamar. Y que el verbo imperativo "ve"(en el sentido de ir, acudir) se manifieste en el mismo objeto lo dice todo: acude a la llamada.
En la misma tinajilla y caballo, se puede leer entre la cola y los pies belar:ban. En nuestro propio idioma el verbo intransitivo velar es: "estar sin dormir el tiempo destinado al sueño. Cuidar solícitamente". La cronología y las escenas vasculares de Liria en un contexto bélico confirman lo expresado: van a velar.
En la pintura vascular de Liria también se muestra en variadas ocasiones más palabras ibéricas con la terminación del vocablo ban, componiendo la frase eriar:ban, en la que la palabra eriar puede hacer referencia al verbo herir, para cuyo caso se compondría la frase: van a dar un golpe que dañe, van a golpear o batir un cuerpo contra otro.
El símil fonético compartido con el castellano no acaba aquí. En una tésera de hospitalidad (K.0.11
de Untermam, J. en el volumen IV de los Monumenta Linguarum Hispanicarum) aparece
la palabra ata. Resulta revelador que el verbo atar aparezca escrito en un objeto cuya finalidad es la de
establecer un pacto social o una alianza. La
palabra “aliar” deriva del latín alligare (atar) formado con el prefijo ad-
(a, hacia) y el verbo ligare (ligar). De alligare surgen las
palabras “alianza” y “aliado”.
Anunciemos
otro caso, que además de revelador atañe a mi pueblo de Abengibre (provincia de
Albacete), en el cual se halla la Exposición Arqueológica que dirijo. En el año
1934 se halló en esta localidad un tesoro ibérico de plata compuesto por 22
platos de diversa cronología que constituye una de las más importantes obras de
la cultura ibérica halladas en nuestro país.
Este tesoro se expone en el Museo Arqueológico Nacional - en Abengibre tenemos la réplica de 8
piezas-. Pese a formar un conjunto, se confirman dos periodos muy importantes
para la historia cultural ibérica. Uno, comprendido entre el siglo V y IV a. C.
donde la relaciones institucionales con el mundo colonial oriental constituyó
las bases de su idiosincrasia social, política y religiosa. Y otro, ya adentrados
en el siglo II a. C., que manifiesta a una sociedad culta, conservadora de su
pasado, que combina el lenguaje iconográfico con la escritura ibérica en un
periodo de ocupación romana que cambiaría sus vidas para siempre.
Mi
primer trabajo sobre los elementos representativos de iconografía publicado
en 1996 en la Revista de Arqueología de
La Manchuela (Iniesta), titulado “En torno al tesoro de Abengibre”, ya extraigo
lecturas iconográficas que indicarían
claramente la condición social de un caudillo que muestra actividades
relevantes de su vida, como la caza y la lucha, y las ofrece.
Pues muy
bien, en el exterior del plato número 38217 del Inventario del Museo
Arqueológico Nacional, correspondiente a la fecha comprendida del siglo II a. C.,
en el ruedo del asiento se halla incisa
una estrella y la cabeza de un león –no solo lo digo yo, también los expertos
que han estudiado-. La cualidad trascendental de estos elementos, capaz de
rebasar el tiempo y el espacio con una evidente comprensión, indican que la
estrella es el símbolo regente, y el león gobernante. Pues circundando el ruedo
del asiento, al final de un extenso letrero se puede leer un nombre propio con
todas sus letras Biriatuias (Texto G. 110 c. de Gómez Moreno). Se trata
de un nombre propio muy legible que dudo mucho que sea preindoeuropeo.
Plato nº 3817 de Inventario del Museo Arqueológico
Nacional
Unamos
cabos: siglo II a. C., gobernante, regente, Biriatuias. Viriato llego a
ser el capitán lusitano que abarcaba buena parte de Hispania, que durante los
ocho años (del 147 a 139 a. C.) de su actividad como jefe supremo de los
lusitanos termino con la carrera pública de unos cuantos aspirantes a cónsules.
Sus hazañas tuvieron que ser reconocidas en toda Hispania. Pues bien, delante
de nombre propio se puede leer: rekerai-ira-biriatuias.
La
palabra rekerai tendrá mejor explicación si identificamos primero la
palabra ira. En nuestro Diccionario de la Lengua Española la palabra “ira” es también “deseo de
venganza”.
¡Que
grandiosa casualidad! que el deseo de venganza se halle delante del nombre de
un hombre histórico que se sabe fue
asesinado. Sin lugar a dudas Viriato requiere venganza. No en vano, según Sánchez Jiménez y Beltrán Villagrasa (1962) ira también aparece en un vaso de Liria. El contexto bélico que manifiesta la iconografía de la pintura vascular de Liria permite una lógica admisión del verbo "vengar" en su narrativa epigráfica.
Como se ha podido comprobar, este trabajo no trata simplemente de descifrar dos signos ibéricos escritos en una mano y tampoco procura realizar un desciframiento mágico que desee hacer del Castellano una lengua antigua, sino que meramente intenta demostrar la pervivencia de palabras milenarias en nuestro idioma. De hecho según afirman estudios referentes al substrato prelatino, se tiene constancia de la pervivencia en el Castellano de numerosísimas voces prerromanas como: aliaga, ascua, balsa, barro, barranco, cabaña, carpintero, cerveza, conejo, charca, lanza, perro, salmón, etc. ; entre otras muchas voces analizadas por diversos autores citados por Ballester en Estudios de Lenguas y Epigrafía Antiguas (E.L.E.A. Núm. 8, 2007). Por lo tanto no sería extraño que se conservase también algún verbo.
Como se ha podido comprobar, este trabajo no trata simplemente de descifrar dos signos ibéricos escritos en una mano y tampoco procura realizar un desciframiento mágico que desee hacer del Castellano una lengua antigua, sino que meramente intenta demostrar la pervivencia de palabras milenarias en nuestro idioma. De hecho según afirman estudios referentes al substrato prelatino, se tiene constancia de la pervivencia en el Castellano de numerosísimas voces prerromanas como: aliaga, ascua, balsa, barro, barranco, cabaña, carpintero, cerveza, conejo, charca, lanza, perro, salmón, etc. ; entre otras muchas voces analizadas por diversos autores citados por Ballester en Estudios de Lenguas y Epigrafía Antiguas (E.L.E.A. Núm. 8, 2007). Por lo tanto no sería extraño que se conservase también algún verbo.
Sin culpar a nadie del consentimiento decimonónico de los convencionalismos que decidieron y deciden lo que en España es indoeuropeo y lo que nos es indoeuropeo, parece ser que de alguna manera se colocó una venda tan infranqueable a los ojos
de nuestra más profunda raíz cultural conservado en el rico lenguaje
castellano, que no hemos sabido leer algunos rasgos de
nuestro propio idioma, que muy bien pudo conservar palabras milenarias.
Considero que dicho hermetismo no está ocasionado solo por la oscura incomprensión
de un lenguaje epigráfico, también está
provocado por la incomprendida iconografía que en la mayoría de los casos le
acompaña. Esta venda iconográfica es la
primera que me tuve que quitar para comprender lo sucedido. Porque el
lenguaje del símbolo entendido como el instrumento de comunicación entre la
diversidad de pueblos en la Antigüedad, supone un fondo documental de
incalculable valor iconográfico capaz de traspasar la barrera de la
interpretación historiográfica tradicional.
Ahora, bajo mi punto de vista,
disponemos de algunos rasgos de una lengua primitiva común capaz de
cuestionar el origen etimológico de algunas palabras: echar, herir, salir,
quitar, van, aparta, ve, velar, ata, ira, ¿etc. etc.?
Sólo me
resta pedir disculpas si de alguna manera -no intencionada- he ofendido
algún lingüista, académico o historiador, ya que yo simplemente me considero
un íbero más que defiende lo que por derecho propio le pertenece.
Autor:
Abelardo López Pérez
(Director
de la Exposición Arqueológica de Abengibre, Albacete. Mayo 2015).
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