viernes, 2 de enero de 2015

DATOS ARQUEOLÓGICOS DEL RÍO ABENGIBRE













Museo Arqueológico de Iniesta 





Asociación de Amigos de la Arqueología 
Ikalesken 4, 2001, pp. 71-140 







DATOS ARQUEOLÓGICOS DEL RÍO ABENGIBRE 


AL RÍO JÚCAR 
ABELARDO LÓPEZ PÉREZ 
Responsable del Museo Arqueológico de Abengibre 
PRÓLOGO 

Los datos ofrecidos en el presente trabajo, están realizados por la afición a la arqueología y admiración y respeto a lo antiguo, basados en su mayoría en piezas arqueológicas halladas por medio de minuciosas inspecciones superficiales del terreno, así como de la recuperación de piezas arqueológicas que a lo largo del tiempo han aparecido realizando labores agrícolas en la zona que nos ocupa, y que de no haber sido conservadas se hubieran perdido irremediablemente. 


En este ensayo arqueológico, por tener un carácter local, me limito a mencionar yacimientos situados dentro de la comarca, asentamientos pertenecientes a las diferentes culturas de la Edad del Bronce y Edad del Hierro, localizados en gran parte en el transcurso de El Arroyo de Abengibre y proximidades, que desde las localidades de Cenizate, pasando por Fuentealbilla y Abengibre, que una vez adentrados en El Río Júcar se cita las localidades de Jorquera, Cubas, La Recueja, Alcalá y Las Eras, se intenta ofrecer una ligera visión general de asentamientos humanos pertenecientes a estas corrientes históricas. 



INTRODUCCIÓN 

Tras unas laboriosas inspecciones superficiales del marco geográfico que nos ocupa en el presente ensayo arqueológico, se puso al descubierto un elevado número de restos arqueológicos, pertenecientes a las culturas comprendidas de la Edad del Bronce y Edad del Hierro. 


Señalando la posible importancia de la secuencia prehistórica de las tierras situadas en el Nordeste de la provincia de Albacete, concretamente a las referentes a la zona comprendida entre el Arroyo Abengibre y el Río Júcar, realizo una detenida descripción de yacimientos y materiales, señalando su ubicación topográfica mientras que la mayoría de los materiales se someten a una detallada tipología y se intenta paralizar con otra de yacimientos que ofrecen dataciones absolutas, sobre estas bases se intenta ofrecer una ligera visión general de poblamientos que corresponden a la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, comprendidas entre el segundo milenio antes de Cristo y la romanización en la Península Ibérica. Sin dejar de ser una labor de aficionado, realizado con el sincero propósito de ofrecer datos para abrir futuras investigaciones sistemáticas por personal especializado. 



Las piezas arqueológicas halladas que se mencionan en el presente trabajo se han concretado en un espacio material situado en la tercera planta del edificio de Servicios Múltiples inaugurado en el año 1996 en la localidad de Abengibre; los objetos han quedado preparados para su exhibición en diversas vitrinas que he intentado separar cronológicamente ya que carecen de una lectura estratigráfica fundamental para su datación y para un análisis pormenorizado, se ha intentado suplir estas diferencias mediante un estudio detenido de la morfología de las mismas y el análisis comparativo con otras piezas de características similares y mejor datadas cronológicamente, estableciendo varias fases perfectamente diferenciadas. Estos objetos acompañan en la misma sala a la reproducción de la Vajilla Ibérica de Abengibre, autentico testimonio de valor incalculable sobre nuestro pasado y en concreto sobre la Cultura Ibérica, está formado por 8 piezas de plata de ley que son una reproducción minuciosa de parte de las piezas integrantes del Tesoro original, hallado en el año 1934, que se expone en el Museo Arqueológico Nacional. Dichas piezas reproducidas fueron donadas por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en el acto de entrega celebrado el 20 de mayo de 1995.




MARCO GEOGRÁFICO 

El Arroyo de Abengibre "Río Abengibre", o la Cañada como popularmente se le conoce, está situada al Noreste de la provincia de Albacete, con una extensión aproximada de 75 km desde su formación de Norte a Sur en el Campillo de Altobuey (Cuenca) hasta desembocar en el Río Júcar. Pasa por las localidades de Iniesta, Ledaña, Cenizate, Fuentealbilla y Abengibre, está compuesto por tramos con sus respectivos nombres, a estos tramos hay que añadir las diferentes ramblas que se incorporan a su paso, que en épocas torrenciales de lluvia pueden producir fuertes corrientes de agua. 


La cota de los 600 m. de altitud sobre el nivel del mar delimita el corredor central del Río Abengibre, que en ocasiones alcanza los 700 m. La vegetación en sus laderas es del denominado de monte bajo, como el romero, tomillo, espliego, esparto, etc., salvo en ocasiones que muestra tramos de repoblación forestal de pinos. En las inmediaciones de los manantiales es frecuente la formación de juncos y herbazales densos donde también hacen presencia especies arbóreas como el chopo y el olmo; en la actualidad estos manantiales son controlados para la actividad agrícola ya que el Río Abengibre presenta en todo su trayecto extensos llanos actos para la agricultura. 



La fauna se define como de caza menor. En la zona Norte, la que limita con la provincia de Cuenca, la vegetación actual de las laderas de la rambla esta formada por pinares de aparente espesor, así como una variada fauna. 



Para comenzar creo adecuado nombrar su abundante presencia en la cañada "Río Abengibre" a un componente fósil como es el gasterópodo o caracol (Fig. 1: 1), el cual dentro del término de la localidad de Abengibre es donde más hace su aparición en forma de grandes masas. Según la exactitud de características reflejadas en la guía de fósiles de HELLMUT MAYR, se trata del caracol PLANORBARIUS, nombre ordinario BASONMATOPHORA, nombra familiar PLANORBIDAE, la cual se puede clasificar entre los períodos del Eoceno Superior Reciente al Mioceno de la era terciaria, cuya distribución es entre otras EUROPA. 



Seguidamente nos situaremos concretamente en una paraje de la cañada llamado El Molar, situado dentro del término municipal de Fuentealbilla, donde hizo aparición un resto fósil inédito de la mandíbula de un herbívoro (Foto 1) actualmente en propiedad de un vecino de la localidad de Casas Ibañez (Cristóbal Gómez), esta pieza denominada FILUM VERTEBRATA (vertebrado) de la clase MAMMALIA (mamífero) conserva unas medidas de 19 cm. de largo y una anchura que va desde 4’5 cm. a 3 cm. Según la guía de H. MAYR en la era terciaria hubo un desarrollo explosivo de mamíferos abarcando una cronología de 65 a 2.5 millones de años, comienzo de la era cuaternaria, siendo fósiles-guía los foraminíferos, moluscos, caracoles (también de agua dulce) y restos de mamíferos. 



Ahora, dando un salto en el tiempo, tomaremos las referencias escritas ya en el siglo XVIII por Tomás López, donde defiende la idea de una origen remoto de la localidad de Abengibre, lo cual piezas arqueológicas ya conocidas de origen Ibérico y Romano así lo demuestran. 




  Foto: 1





 
  Impronta en barro de ramas y cuerdas trenzadas procedentes de     Abengibre.  


EDAD DEL BRONCE 

Se desarrolla entre el 2.500 y 1.200 a. C. aproximadamente. Se conoce a la Edad del Bronce como a una etapa que hace la aparición generalizada de útiles, armas y adornos de metal, paralelamente se produce una regresión de la producción lítica. 


El Bronce Medio transcurre desde el 1.500 al 2.000 a. C., numerosos pueblos que ocupan el área que comprenden nuestra Comunidad, por influencia del Argar, adoptan objetos de uso material y costumbres así como los enterramientos en vasijas. 



Un grupo cultural con afinidades argaroides establecidas en nuestra zona es la Cultura de Las Motillas, denominado así por la ubicación de los poblados en cerros más o menos altos, fácilmente defendibles que además ofrecían una serie de condiciones óptimas en diversidad de campos como son el control visual sobre vías de comunicación, la proximidad a nacimientos de agua junto a terrenos actos para la agricultura y la ganadería, condiciones que se dan en la zona que nos ocupa, especialmente a lo largo del Río Abengibre como posible vía natural de comunicación hacia el Río Júcar, con un gran número de poblados ubicados en todo su trayecto, estos poblados no suelen ser demasiados grandes y se sitúan unos próximos de otros. 



Las bases económicas de estos poblados vienen condicionadas por la agricultura dadas a conocer por la gran cantidad de piedras de molino halladas, y la ganadería por los fragmentos cerámicos de queseras y las pesas de telar todo ello derivado de la ganadería, conocedores del bronce como así lo demuestran diversos elementos hallados como las puntas de flechas. Las viviendas no solo se realizaban de materiales perecederos, cabañas hechas de barro, ramas y postes de madera, en ocasiones se observa la disposición de grandes piedras sin labrar en plantas circulares. 



La cerámica más abundante en este periodo, en la zona que nos ocupa, es la que presenta cuerpo esférico en envases como cuencos y vasos carenados con tratamiento de alisado y bruñido, cuellos hiperbólicos de borde saliente y asas de implantación vertical y de mamelón. 



En Abengibre nos situamos en un paraje ubicado al norte de la localidad conocido por el nombre de La Fuensanta, ya que al final de este barranco hay un cerro o morra que domina un gran tramo de la cañada, donde en su cima se encuentra un asentamiento de la edad del Bronce, como demuestran las características que a continuación se exponen. 



En el lugar se aprecian trozos cuarteados de barro, de estructuras, al parecer de cabañas, dadas a ver por las improntas dejadas por postes de madera y cuerdas trenzadas (Fig. 1: 2). Este tipo de barro demuestra un amasado con mezclas de material vegetal y restos de material fósil de caracol tan abundante en dicho paraje. La cerámica encontrada está hecha a mano con tonalidades que van de marrón amarillento a marrón oscuro mostrando tratamientos de alisado y espatulado, destacando las formas de cuenco y vasos con arena, y algunos fragmentos de recipientes con dimensiones considerables, uno de los envases contiene asas de tipo lengüeta o mamelón doble situado en el labio (Fig. 1: 3), un vaso tiene asa de cinta de implantación vertical (Fig. 1: 4). Los paralelos de estos tipos de asas son abundantes en todos los círculos culturales de la Edad del Bronce de la Península Ibérica, encontrándose a lo largo de todo el segundo milenio antes de Cristo. El vaso carenado tiene las características siguientes: borde exvasado, cuello hiperbólico, cuerpo semiesférico y base convexa. En Albacete se ha constado este tipo de forma en la Morra del Quintanar, con fecha de finales del siglo XVI y principios del XV antes de Cristo (Martín Morales, 1984, pág. 72) y en el 1370 (+/- 55)
antes de Cristo en el departamento XV del Cabezo Redondo (Soler García 1986, pág. 400). Considerándose este tipo de cerámica elemento característico de Argar A (SCHUBART, 1975, pág. 91 fig. 6:1). El recipiente de la Figura 2: 1 tiene la siguiente tipología: tendencia esférica, borde exvasado, cuello hiperbólico, base convexa. Este tipo de recipiente se ha registrado en el departamento XV del Cabezo Redondo, fechado en el año 1370 (+/- 55) antes de Cristo (Soler García 1986, pág. 39). Los cuencos son de tendencia esférica (Fig. 1: 5). 



Se ha tenido en cuenta que varios fragmentos contienen como desgrasantes pequeñas particular del ya conocido fósil de caracol, por lo que podría decirse de su fabricación en la zona, así como de su cocción tanto reductora como oxidante, por lo que la coloración es muy variada, también hay un pequeño fragmento de cerámica con decoración digital impresa en el labio. Como material lítico aparecen fragmentos de molino de percutor y un útil cortante de piedra de sílex pulimentado (Fig. 2: 1), su forma es triangular, con filo rectilíneo de tendencia simétrica, con unas dimensiones de 5’5 cm. de longitud, 3’8 cm. de anchura y 1’3 cm. de grosor. Sus características lo clasifican como una "azuela" (herramienta de carpintería). 



El cerro presenta una estructura troncocónica visto desde el Norte-Oeste, situándose el yacimiento de cima, con una extensión aproximada de 300 metros cuadrados, presentando fácil defensa ya que está rodeado por una pared natural que aumenta su altura de oeste a sur con 12 metros aproximadamente, excepto por el lado Este, que se une al resto del terreno. 



Cabe señalar el hallazgo que se produjo en la cuesta del Barandao, por su proximidad al lugar anteriormente citado, de un hacha fracturada en sus extremos distal (Fig. 2: 2) de piedra color verdoso con forma trapezoidal, con un filo simétrico curvilíneo y pulido. La parte conservada mide 10’3 cm. de longitud, 5 cm. de ancho y 3 cm. de grosor. 



(YACIMIENTO INEDITO)
 



Este tipo de asentamiento no es el único que se encuentra próximo a la localidad de Abengibre, ya que continuando el curso de la cañada en dirección norte, a 4 km. de distancia aproximadamente, nos situamos al Sur de la sierra de Las Carboneras, dentro del término municipal de Fuentealbilla, donde se encuentran dos cerros (Foto 2) unidos entre sí por una ladera, con muestras de asentamientos en su superficie con fragmentos de cerámica hecha a mano de tonalidades variadas por efecto de la cocción, mostrando pastas oscuras con superficies de color marrón claro y rojizo, con tratamiento de alisado y espatulado, asas de tipo mamelón y de cinta de implantación vertical, con formas de cuenco y vasos de borde exvasado. Un fragmento conserva decoración de un cordón con digitaciones impresas (Fig. 2: 3). Como material lítico se ha encontrado un hacha (Fig. 2: 4) de piedra color verde, de forma trapezoidal con superficies pulidas, filo simétrico curvilíneo, de 12 cm. de longitud, 6 cm. de anchura y 4 cm. de grosor. Esta pieza se encuentra fracturada de uno de sus lados del extremo distal. 


 

                             Foto 2







                            Foto 3


  


En el lugar se aprecian abundantes guijarros de cuarcita con muestras de utilidad así como gran cantidad de piedras de molino a mano en la cual sus perfiles son variados y el plano de trabajo puede ser horizontal o algo inclinado, con suave convexidad y barquiformes (Foto 3). Las piezas de plano horizontal y las barquiformes tienen unas dimensiones aproximadas de 30 cm. de longitud, 20 cm. de anchuras y un grosor que oscila entre 5 y 15 cms. Las piezas que presentan algo de convexidad tienen unas medidas aproximadas de 40 cm. de largo por ancho y entre 10 y 15 cms. de grosor. Las manos de molino suelen ser circulares con una cara plana, de medidas que oscilan los 10 cm. de diámetro (Foto 3). En el lugar se han encontrado 5 dientes de hoz (Fig. 3: 1) en piedra de sílex con un solo filo denticulado o aserrado mostrando perfiles en D, rectangulares y secciones triangulares. Sus dimensiones oscilan entre los 20 mm. y 35 mm. de longitud y los 20 mm. de anchura, encontrándose su grosor entre los 10 mm. 



Los dientes de hoz se encuentran prácticamente en todos los yacimientos, hasta el punto de ser utilizados como "fósil director", siendo los más comunes lo de un solo filo. Los de dos filos debieron de poseer una función diferente a los anteriores, mientras que las "sierras" se aprecian tradiciones eneolíticas. Según Enguix (1980, pág. 169-170) en el país Valenciano los dientes de hoz aparecen en momentos finales del Eneolítico y perduran hasta finales de la Edad del Bronce, fechando los laminares en el Bronce Antiguo y los de perfil en D en el Bronce Pleno. 



Uno de estos cerros, el más pequeño de ellos, tiene un aspecto troncocónico un tanto alargado con una extensión en su cima de 1040 metros cuadrados aproximadamente. Rodeado de pendientes acusadas presenta una fácil defensa así como un gran dominio de la zona; el cerro colindante es de aspecto troncocónico amesetado con una extensión en su cima de 2795 metros cuadrados, altura sobre el nivel del mar 702 metros. 



En su extremo Norte-Este se aprecia una estructura circular de doble hilera de piedra que apenas aflora en la superficie. En este lugar se observa que ha estado labrado en tiempos más o menos reciente, presentando montones de piedras en todo su contorno de la cima. Estos dos yacimientos fueron declarados al Museo de Albacete en el 1986, en el cual se marcó su situación topográfica y se entregaron varias piezas encontradas de cerámica de borde exvasado con digitaciones impresas en el labio, guijarros de cuarcita con muestras de utilidad y esquirlas de sílex, así como un hueso fracturado de mamífero, parte de un envase fracturado de tonalidades oscuras de tendencia esférica, borde exvasado, base convexa y superficies rugosas, dos punzones de hueso con sus extremos dístales trabajados en punta y una concha marina seccionada (denominada CIPREA). Estas últimas piezas fueron halladas en un lugar próximo a los dos cerros llamados los toriles. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




Continuando la cañada dentro del tramo llamado la Rambla de las Carboneras, al oeste de la sierra del mismo nombre, se encuentran dos grandes cerros o picos de formaciones triásicas de grandes estratos rocosos en posición vertical, que flanquean la cañada estrechando su paso. Este lugar es conocido con el nombre de El Galayo. Los cerros presentan una cima afilada, un tanto alargada con acusadas pendientes. 



El yacimiento del Galayo Este está situado en la cúspide, donde apenas se aprecia una estructura circular de una hilera de piedras. Los materiales encontrados se hallaban esparcidos por sus pronunciadas pendientes, tratándose de cerámicas con tonalidades 
variadas por efecto de la cocción, de colores en superficies que van desde marrón oscuro a marrón rojizo con pastas de color oscuro, mostrando tratamiento de fractura a mano con superficies alisadas y espatuladas. Se dan los bordes exvasados y rectos en casos de incisiones oblicuas en el labio. Varios fragmentos de cerámica presentan carena, asas de tipo mamelón mostrando en algunos casos decoración de cordón sin y con incisiones oblicuas. 



En material lítico se han hallado un canto rodado de cuarcita seccionado y con muestras de utilidad, varios fragmentos de sílex de forma irregular, 13 dientes de hoz de diversa tipología de sección triangular, perfiles cuadrangulares, rectangulares y en D, con un solo filo y en varios casos denticulados y de doble filo en lámina. Tres piedras de molino, de perfiles variados, en un caso con el plano de trabajo horizontal y en dos casos presentando convexidad. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




El poblado situado al Oeste de El Galayo presenta el yacimiento en la cúspide, en la cual, su pronunciada pendiente había puesto al descubierto numerosos fragmentos de cerámica, facturados, de diversas tonalidades por efecto de la cocción con superficies marrones y pastas oscuras, mostrando tratamiento de alisado y espatulado, presentando formas de tendencia esférica, cuellos hiperbólicos, bordes exvasados, en un caso con incisiones oblicuas en el labio. Una vasija fragmentada es de tendencia semiesférica con borde recto y base plana. Otros fragmentos de vasija muestran un tamaño considerable con un grosor de 2 cm. con cuello hiperbólico y borde exvasado. Aparecen las asas de cinta y mamelón. Un envase fracturado conserva un 45% de su forma, mostrando tendencia elipsoide vertical, cuello hiperbólico, borde exvasado con asa de tipo mamelón en forma cónica. El tratamiento es alisado, mostrando en el exterior una costra calcárea pegada a la superficie y el interior algo desconchado. Varios fragmentos de un pequeño envase muestran superficies poco cuidadas presentando borde exvasado, cuerpo de tendencia elipsoide vertical perforado por pequeños orificios (Fig. 3: 3). Otro tiene el cuerpo con pequeños orificios, muestra borde recto con los orificios más pegados al labio (Fig. 3: 2). Este tipo de vasijas esta considerado como queseras. En material lítico se han hallado un canto rodado con muestras de utilidad, dos dientes de hoz de sílex de un solo filo denticulado de sección triangular con perfil irregular y en D (Fig. 3: 4) junto a una pequeña lámina de doble filo. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




Más adelante, continuando la cañada, a 4 km aproximadamente de distancia, dentro del tramo llamado La Cañada del Cardeal en el término de la localidad de Fuentealbilla, se encuentra un cerro de estructura cónica. Este cerro muestra el asentamiento en su cima, presentando un pequeño túmulo de tierra y piedras en el cual en su superficie se hallan fragmentos de cerámica con tonalidades variadas, mostrando tratamientos de alisado, asas de tipo mamelón y cinta de implantación vertical con formas de cuenco y vaso carenado. Como material lítico se hallaron varios fragmentos de piedra de molino a mano con el plano de trabajo horizontal y dos dientes de hoz con un solo filo denticulado de perfil en D y sección triangular. 



(YACIMIENTO INEDITO) 



Asomándose a la cañada de El Cardeal, en el pareja llamado Derramadores dentro del término de Golosalvo se encuentra situado un cerro de forma cónica unido tras una pequeña inflexión al conjunto del terreno por el lado Sur-Este, presentando en su cima restos de cerámica de cocción irregular con tonalidades marrones, pardas y grises que contienen desgrasantes recios y tratamientos de alisado, asas de tipo mamelón y borde exvasado. Uno de los fragmentos presenta labio de 2 cm. de grosor en un envase que aparenta un tamaño considerable. En su cima se aprecian varios escarbados realizados por acciones antrópicas en los que aparecen restos quemados de fragmentos de barro con improntas de ramaje. En material lítico aparece un canto redondeado con muestras de utilidad y en sus proximidades varios fragmentos de piedra de molino a mano con el plano de trabajo horizontal.

(YACIMIENTO INEDITO)
 



Para concluir en esta dirección de la cañada, dentro del término de la localidad de Cenizate, se encuentra un cerro de estructura troncocónica 707 m. de altura sobre el nivel del mar. Se conoce con el nombre de "Cerro Pelado"(Pellón 1984) de grandes dimensiones. Se observan restos de cerámica y de huesos de animales expuestos a la superficie, al parece por repoblaciones forestales. La cerámica es de coloración variada, en casos con desgrasantes recios, con tratamientos de alisado, espatulado y bruñido, encontrándose un fragmento con asa de tipo mamelón de forma cónica. En otros con asa de implantación vertical y horizontal, predominando los bordes exvasados, en un fragmento con decoración impresa de líneas oblicuas (Fig. 4: 1) y en dos casos con decoración de cordón próximo al borde (Fig. 4: 2). 



Como material lítico destacan por su cantidad las piedras de molino a mano con el plano de trabajo horizontal o algo inclinado, una de ellas barquiforme, así como varias manos de molino con una de sus caras plana, 9 dientes de hoz en sílex, destacando los de un solo filo denticulado de perfil en D y sección triangular y una lámina de punta redondeada de sección triangular con retoques planos en ambos ejes (Fig. 4: 3). Las piedras de molino junto con los dientes de hoz son las únicas pruebas arqueológicas de actividades agrícolas, donde la agricultura podría desarrollarse sin dificultades en las cercanías de todos los yacimientos junto a tierras productivas con abundante agua, también aptas para el pastoreo y la ganadería, ya que las condiciones ganaderas pueden darse en estos yacimientos dada la facilidad de adaptación al medio de cabras, ovejas y cerdos. Las cerámicas encontradas en la sierra de Las Carboneras (Fig. 4: 4), "Los Toriles" (Fig. 3: 2-3) y "El Galayo" afirman estas condiciones al tratarse este tipo de vasijas como queseras, pieza utilizada para la elaboración de un producto derivado de la ganadería. 



Cambiando de sentido en la cañada con dirección al río, más adentro del término de la localidad de Abengibre (según el mapa topográfico E:1/50.000 Hoja 743 Madrigueras) a 2 km. aproximadamente de Abengibre se encuentra otro asentamiento con características de la Edad del Bronce. Situado en lo alto de un saliente rocoso asomándose a la cañada, presenta un buen dominio del contorno, rodeado de paredes naturales en vertical de considerable altura, excepto por el lado Oeste, donde se une al resto del terreno. El yacimiento presenta una pequeña extensión. La escasa cerámica que se encuentra en su superficie muestra colores que varían entre el gris, negro y marrón con tratamientos de alisado, presentando formas en fragmentos de cuenco, vaso carenado y borde exvasado. Como material lítico se han encontrado dos piezas uniformes de sílex con cortes muy erosionados. 



(YACIMIENTO INEDITO)
 



Continuando el curso de la cañada, adentrándonos en la hoz del Júcar, nos situamos al Este de la localidad de Jorquera, donde se encuentra un gran cerro producido por una curva que realiza el cañón del río Júcar llamado "Los Muros". (Altura sobre el nivel del mar: 643 metros, según el mapa militar de España E: 1:50.000 Hoja 744 Casas Ibáñez). 



El cerro presenta al lado Oeste un gran cortado rocoso. De Norte a Este presenta una pronunciada pendiente con grandes terrazas producidas al parecer por labores agrícolas, actualmente la mayoría en desuso. La cima presenta dos estructuras naturales de forma troncocónica. La situada al lado norte es un tanto alargada presentando estructuras de muros rectilíneos con doble hilera de piedras que afloran escasamente a la superficie. En el lado Sur se observa una formación rocosa de forma cónica que presenta fácil defensa, al único lado por el que este cerro presenta fácil acceso a la cima, donde se une al conjunto del terreno. 



La cerámica encontrada en su superficie posee tonalidades variadas de paredes marrones con pastas oscuras y tratamientos de alisado, con formas en un fragmento de cuello hiperbólico con el borde exvasado, varios vasos con base plana de hasta 2 cm. de grosor y tratamiento grosero, un fragmento de asa de cinta con decoración de cordón, en un caso posee asa de tipo lengüeta situada en el labio, un fragmento presenta decoración incisa de líneas oblicuas al labio, así como varios fragmentos con carena. 



En este lugar tan peculiar también se han hallado varios fragmentos de barro con improntas de postes que muestran amasado con mezclas de material vegetal, al parecer de algún tipo de estructura. Como material lítico se han hallado dos núcleos de sílex así como varias esquirlas o fragmentos sobrantes del tallado de la piedra. Esparcidas por el terreno se observan varias piedras de molino a mano con el plano de trabajo horizontal o algo inclinado y en un caso barquiforme. 



Al Sur-Oeste de la localidad de Cubas, donde pegando al llamado "cerro del pollo" (altura sobre el nivel del mar: 667 m.) se encuentra otro cerro de forma troncocónica con muestra de asentamiento en su meseta. La cerámica facturada a mano presenta tonalidades variadas de pastas oscuras y superficies marrones con tratamientos en superficies de alisado, bruñido y espatulado con notables marcas de raspado. Como elementos de aprehensión aparecen las asas de tipo mamelón y de doble lengüeta. Sobresalen los bordes exvasados, en ocasiones con decoración de digitaciones impresas e incisiones oblicuas al labio, dándose el caso de un fragmento con decoración de cordones. 



Como material lítico aparecen varios fragmentos de sílex de forma irregular, dos dientes de hoz de un solo filo denticulado de sección triangular y perfil en D. 



También hacen aparición fragmentos de barro con improntas mezcladas de material vegetal. Cabe mencionar la abundante aparición de estratos de sílex color blanco que aflora a la superficie en cerros colindantes a este lugar, ya que pudo influir en la economía de este asentamiento con características de la Edad del Bronce, dada la abundante aparición de utensilios líticos que se realizan en esta cultura. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




Próximo a este lugar anteriormente citado, al norte del paraje llamado "Las Ramblas" dentro del término de Jorquera, se encuentra situado un pequeño cerro con forma cónica (altura sobre el nivel del mar: 676 m.) Este cerro muestra el asentamiento en su cima, en el que afloran numerosos fragmentos de estructuras al parecer de cabañas por las improntas de ramaje. Su escasa altura lo hace poco defensivo, aunque su situación presenta un buen dominio visual del paso de esta rambla. 



La escasa cerámica encontrada en la superficie muestra tonalidades oscuras en fragmentos agrietados por efecto de cocción. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




Continuando el curso del río, al Sur-Oeste de la localidad de la Recueja se encuentra situado un pico rocoso de gran altura, llamado El Morrón, pico rocoso unido al conjunto del terreno tras una inflexión por su lado Oeste, donde se aprecian restos cerámicos en su única ladera accesible. Uno de estos restos, muestra base plana presentando tratamiento de  espatulado, tonalidades grises en pastas y superficie exterior, y de color marrón en la superficie interior. La cerámica presenta formas en varios fragmentos de cuenco y un borde exvasado con digitaciones impresas en el labio. En material lítico se ha encontrado un diente de hoz en sílex con un solo filo denticulado que presenta perfil en D y sección triangular. 

(YACIMIENTO INEDITO) 




En la Rambla de Ayora, más adelante se incorpora a su cauce la cañada de La Cardosa, de un extenso trayecto donde aproximadamente a 2 km. del punto de unión, se encuentra situado un cerro con forma troncocónica de poca elevación y pequeña extensión (altura sobre el nivel del mar 600 m.). 



En su cima se aprecian estructuras rectilíneas de piedras que afloran entre una aparente espesor de matas de esparto. En su superficie se hallaron numerosos fragmentos de sílex con formas irregulares sin aparente huellas de uso y un resto cerámico de 1’5 cm. de grosor, mostrando desgrasantes no muy recios, pastas interiores de tonalidad gris y superficie exterior no muy recios, pastas interiores de tonalidad gris y superficie exterior de color marrón, conservando asa de tipo mamelón en forma de botón (Fig. 4: 6) y tratamiento un poco alisado. La escasez de altura que presenta este cerro no ofrece buena defensa, quizás la estructura pétrea tenga un carácter no solo como hábitat sino también defensivo. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




Continuando la Hoz del Júcar a 4.3 km de distancia de la localidad de la Recueja, a la margen derecha del río se observa un saliente rocoso en medio de una ladera de gran altura y pronunciada pendiente. Este saliente rocoso o morra presenta una cúspide basculada hacia el Norte, observándose un corte en el terreno que muestra un túmulo de tierra y piedras junto a varios fragmentos de barro con tonalidades oscuras que muestran haber sido sometidos al fuego. 



La cerámica encontrada en la superficie muestra tonalidades variadas destacando las pastas oscuras con tratamiento de alisado, espatulado y bruñido. Un pequeño cuenco muy fragmentado presenta un 95% de su tonalidad, mostrando cuerpo semiesférico, base convexa y borde exvasado. Un fragmento de tratamiento bruñido presenta borde recto con asa de tipo lengüeta próxima al borde, un fragmento de cuello hiperbólico y otro con digitaciones impresas en el labio. Como material lítico se ha encontrado un canto rodado con muestras de utilidad. 



(YACIMIENTO INEDITO) 




Situándonos al Sur-Este de la localidad de Alcalá del Júcar se encuentra un pequeño cerro de forma troncocónica, con escasa altura no presenta fácil defensa, aunque su dominio visual sobre el río es destacable. (Altura sobre el nivel del mar: 684 m.). 



La cima aparece roturada recientemente por el arado, hallándose fragmentos de cerámica de tonalidades variadas por efecto de la cocción, sobresaliendo los colores gris y marrón, con tratamientos de alisado en varios cuellos hiperbólicos de borde exvasado, aparecen fragmentos de cuenco que presentan cuerpo esférico, base convexa y borde recto, conservándose el 75 % de un cuenco con estas características. 



Como elemento de aprehensión aparece un fragmento de asa de cinta. Acompañan al material cerámico varios fragmentos de barro con improntas de ramaje, en un caso con la impronta de una cuerda trenzada, posiblemente de esparto, similar a las encontradas en Abengibre. 



En material lítico se hallan 3 dientes de hoz de un solo filo denticulado de perfil en D y sección triangular.  

(YACIMIENTO INEDITO) 





Cabe señalar la situación de dos cerros con forma cónica, muy próximos entre sí, dentro del término de Motilleja, en el paraje de El Torcio, por su situación junto al Río Júcar. Los cerros presentan parcialmente excavaciones antropicas. En el cerro situado al Oeste se hallaron dos pesas de telar (Fig. 6: 2) de barro, entre otros fragmentos mezclados entre la tierra removida. Estas pesas presentan forma ovalada con unas medidas aproximadas de 20 cm de largo, por 15 cm. de ancho y 6 cm. de grosor, mostrando cuatro perforaciones cónicas. 



Los paralelos tipológicos más próximos que podemos tener de estas pesas son la de las halladas en La Morra del Quintanar (Munera), catalogadas cronológicamente en la Fase II. Constando los momentos finales de esta fase en fechas de a finales del siglo XVI a. C. y comienzos de XIV a. C. (1500-1400 antes de Cristo). 



En el cerro situado al Este, se han hallado fragmentos de un cuello hiperbólico con borde exvasado de un envase de tamaño considerable, que presenta tratamiento de alisado y decoración incisa de finas líneas en el borde. 



En material lítico se halló una excelente pieza, encontrada en el contorno de este cerro, se trata de un brazalete de arquero fabricado en piedra de cuarcita de tono oscuro, que presenta forma rectangular algo más ancho de un extremo, mostrando a cada lado de estos un orificio de sección circular oblicuo, y en V. (Fig 6: 3) Acompaña a esta pieza un núcleo ovalado de piedra de arenisca que presenta un grabado acanalado de extremo a extremo, de un posible molde. 



Las características tipológicas de los hallazgos realizados en este lugar pueden situarlo cronológicamente como un yacimiento de la Edad del Bronce, que gracias a las pesas de telar parecen indicar una actividad textil derivada de la ganadería, de vital importancia por que nos muestra una de las bases económicas de estos pueblos que se asentaron junto al Río Júcar a lo largo del segundo milenio a. de C. 



Con mi modesta opinión, comparto íntegramente lo expuesto por José Luis Simón García, en la Edad del Bronce en Almansa: Todos estos poblados no suelen ser demasiado grandes y se sitúan unos próximos de otros, con lo que pudieron constituir núcleos de población dispersa, siendo posible que todos estos poblados jugaran un importante papel en la organización del territorio durante la Edad del Bronce, según se desprende de su extensión, abundancia de poblados y situación junto a tierras productivas con abundante agua. En resumen, se cree que la elección de los lugares de habitación de la Edad del Bronce viene condicionado por una serie de peculiaridades derivadas de la situación de los cerros sobre los que se asentaron, los cuales fueron elegidos de modo selectivo, que ofrecían una serie de condiciones óptimas en varios campos, como son el control visual en posibles vías de comunicación y el aprovechamiento de los ecosistemas, al tiempo que se dota a los poblados de una cierta seguridad en base a su elevación contra las inclemencias climáticas como inundaciones, desbordamientos de ramblas, plagas de insectos procedentes de aguas estancadas, animales, otros pueblos en movimiento, etc., sin que para ello supusiese el alejamiento de las zonas de actividad económica. 




LA MANCHUELA ORIENTAL 


DISPERSIÓN DE YACIMIENTOS 


EDAD DEL BRONCE







1-2 Motilleja 16-17 Serradiel 


3 Valdeganga 18-20 Casas Ibáñez 



4-5 Cubas 21-27 Fuentealbilla 



6-8 Jorquera 28-29 Abengibre 



9-11 La Recueja 30-31 Golosalvo 



12-13 Alcalá de Júcar 32-33 Cenizate 



14 Alatoz 34-36 El Herrumblar 



15 Las Eras 37 Villamalea 22 























LA EDAD DEL HIERRO 

A partir del siglo VII a. C. hubo un período, conocido como orientalizante, con objetos influidos por antiguos pueblos orientales como los fenicios. A esos años se deben una urna de La Recueja y quizá algunas placas de cinturón. 


Un siglo después, la cultura ibérica ya está formada, con esas influencias, las griegas, y también las celtas de otros pueblos de la Meseta. 



La comarca de la Manchuela es atravesada por una gran vía natural, el Río Júcar, de vital importancia para su poblamiento. Al Río Júcar desemboca el Arroyo Abengibre que atraviesa el término municipal como una vía natural que enlaza directamente con la zona conquense de Ledaña e Iniesta, en cuyos contornos hubo una intensa ocupación. De los pueblos ubicados en el Río Abengibre y proximidades, durante el transcurso de la Edad del Hierro seguramente nos sorprendería el poder contemplar su urbanización y extensión, suceso difícil de recomponer ya que, en mi opinión, estas urbanizaciones se componían mayoritariamente de materiales arquitectónicos perecederos, como son la tierra apisonada para las calles y pisos en general. Adobes de barro sin cocer y postes de madera para las viviendas, en algunos casos con zócalo de barro y piedras de pequeño tamaño; materiales que no han podido conservarse con el transcurso del tiempo ni a la intensa actividad agrícola llevada a cabo hasta nuestros días. La gran dispersión de fragmentos cerámicos evidencian una extensión para estos poblados en algunos casos superior a los 450 metros de longitud: Eras de Alcalá, Casa Blanca, Mora del Patojo, Villaralto, Cerro Palomar, Los Villares, Los Majanos, La Jordana, etc. 



Los poblados ubicados en la zona del Río Abengibre demuestran tener una preferencia de asentamiento en lugares más o menos llanos sin alejarse mucho de la Cañada, dada las peculiaridades de anchura y extensión que presenta en todo su trayecto acompañado sin lugar a dudas por algún torrente de agua de los que nacen en las diferentes ramblas que se incorporan a su paso, fundamentales para las bases económicas de la agricultura y la ganadería, así como opta pensar en el comercio de sal procedente de las minas situadas en las localidades de Iniesta y Fuentealbilla, que causarían un mercado más extenso. 



Las cerámicas halladas en esta zona tienen las características típicas de las producciones meridionales; teniendo en cuenta que la cerámica era ya en aquellos momentos una técnica bien conocida necesaria para su economía y modo de vida en sus diferentes actividades, como por ejemplo: para verter líquidos, envasar productos para su exportación, como vajillas de mesa o incluso para acoger las cenizas de los muertos, etc. Su uso cotidiano facilitaba su carácter de vehículo de difusión de motivos decorativos, ideas religiosas y propaganda personal e institucional (Abad y Véndala 1989, 103). 

La ocupación cronológica para alguno de estos poblados mencionados evidencian una actividad desde muy antiguo, a partir del siglo VII a. C. por las fíbulas de doble resorte, puntas de flecha tipo Macalón y alguna placa de cinturón, con una posible continuidad de ocupación poblacional ya bajo la influencia de la dominación del imperio romano, confirmado por la presencia de cerámicas campanienses y Terra Sigillata


Las necesidades económicas impuestas por el imperio romano hacen que la  numismática Ibérica realice notable presencia a partir del siglo II a. C. en la zona que nos ocupa hace aparición en primer lugar en mayoría las acuñaciones de Ikalesken, seguido de las acuñaciones de Cástulo, las procedentes del Levante y Valle del Ebro o Meseta Norte. 



El fuerte carácter ibérico perduró con mucha personalidad, en unos pueblos que hasta el siglo I d. C., demuestran continuar con sus raíces culturales (enterramientos, cerámicas, etc.), 300 años después de la conquista romana, como es el caso próximo al Río Abengibre de la necrópolis de Mahora con esa cronología (Sanz Gamo 1997, 109). 



Para ofrecer datos de la localidad, dentro de la compleja cultura de la Edad del Hierro, debemos situarnos al Oeste de Abengibre, en el paraje llamado Los Villares, donde se encuentran unos terrenos de cultivo que muestran suave pendiente hasta asomarse en lo alto de la cañada. 



Pues, en parte de estos terrenos, cuando se fondearon con maquinaria agrícola, hay memoria de que salieron a la superficie grandes bloques de piedra toscamente tallada, de los que aún se conservan algunos esparcidos por este lugar, así como diversos tipos de material arqueológico como cerámica, hierro, plomo, huesos de animales, entre otros; indicando claramente la situación de un poblado que por desdicha quedo destrozado con el preparado de tierras agrarias. Los fragmentos de cerámica encontrados en dicho lugar muestran pastas, por regla general depuradas y bien cocidas, realizadas a torno y en muchos casos presentan un rasgo característico: la llamada pasta en sándwich o con nervio de cocción, es decir, con las zonas de la pasta más próximas a la superficie de color castaño, en tanto que la parte central es más oscura, por regla general grisácea. La mayoría de los fragmentos cerámicos conservan pintura de color rojo vinoso de formas geométricas a base de simples líneas y bandas monocromas paralela que alternan en ocasiones con semicircunferencias (Fig 7: 1-2), líneas onduladas y redes de rombos. 



La cerámica de barniz rojo también hace su aparición en este lugar, un pequeño fragmento que muestra una tenue capa de pintura color rojo de un espesor apenas perceptible visible en su cara externa. El origen de esta cerámica Ibérica decorada con bandas y líneas paralelas se encuentra en los precedentes fenicios y púnicos, origen al que también es adscribible a la cerámica de barniz rojo fenicia. Las cerámicas de decoración de semicircunferencias concéntricas aparecen ya en yacimientos Ibéricos de los siglos VI y V a. C. 



Las cerámicas encontradas en este lugar, debido a su fragmentación, presentan gran dificultad para conocer su forma original, presentando vasos con boca revertida (Fig. 7: 1), platos (Fig. 7: 2), jarras (Fig. 7: 3) y un fragmento cerámico zoomorfo (Fig.7: 4). Otras cerámicas muestran pastas grises (Fig. 8) en algunos casos con tratamiento de espatulado y en otros con paredes negras, características incluidas dentro de la tipología Ibérica. Una de las cerámicas grises posee forma de cuenco de labio saliente con decoración incisa de zig-zag impresa en el labio (Fig. 8: 1). 
El dueño de uno de estos terrenos, Silverio Pelayo Ruiz, entregó una vasija encontrada en este lugar al Museo Arqueológico de Albacete, en el cual se la catalogó de origen púnico. Otro de los fragmentos de cerámica encontrada es la llamada Terra Sigillata, cerámica de lujo romana de la época del imperio, de color rojizo con barniz brillante y decorada en relieve. La cerámica de barniz negro, considerada de importación, también hace su aparición en este lugar, en un caso de un fragmento de pequeñas dimensiones que dificultan su forma original pero que conserva decoración pinta en blanco, barniz en negro opaco de pasta gris (Fig. 9: 1). 



La cerámica de barniz negro, conocida durante mucho tiempo como cerámica campaniense, tuvo una especial aceptación durante varios siglos en los principales mercados del Mediterráneo Occidental, convirtiéndose en un texto clásico para la identificación de materiales de este tipo presentes en niveles fechables entre finales del siglo IV y mediados del siglo I a.C. en los yacimientos del área mediterránea (Gracia Alonso 1991, 20). 



Piezas importantes por su contexto y en la mayoría de los casos por su conservación, son las monedas encontradas en este yacimiento por varios vecinos de Abengibre. Como por ejemplo un sestercio en metal de oricalco con 3 cm. de diámetro y 4 mm. de grosor, presentando en el anverso el busto del emperador laureado, leyenda "HADRIANUS. AVG. COS. III.P.P.", (Augusto. Consul. III. Pater Patriae.); en el reverso personaje femenino de pie sosteniendo cetro y rama de olivo, con iniciales "S.C." (Senado Consul). P. Aelio Adriano, nació en Italica (Santiponce, Sevilla) en el año 76 d. C. Fue hijo adoptivo de Trajano, a quien sucedió siendo protector de las artes y las letras. Esta pieza se encuentra en propiedad particular. 



En moneda romana también aparece un sestercio en bronce de notable desgaste, con imagen del Emperador Antonino Pío (86-161), sucesor de Adriano en 138. Otro sestercio similar muestra la imagen del Emperador Septimio Severo, Lucio (146-211). 



Una moneda de bronce con un diámetro máximo de 32 mm. y 4 mm. de grosor muestra en el reverso proa de nave, en el anverso imagen del Dios Jano Bifronte, que se le representa con dos rostros opuestos, curiosamente esta moneda presenta un orificio en el extremo para ser colgada como protector ya que Jano Bifronte era un Dios romano, protector de las puertas de casas y ciudades, de los caminos y, en general, de todos los principios. Su templo situado cerca de la puerta Carmental, solo se cerraba en tiempos de paz. Se celebra su fiesta el 1 de Enero, mes al que se le llamó Januarius en honor del Dios. 



Un"As" en bronce, muestra en el anverso la imagen del Emperador Claudio con corona radiada. (Tiberio Claudio Cesar Augusto Germánico), fue Emperador de Roma (41-54 d. C.); en el reverso de la moneda, mujer sentada, alrededor COS. II (Consul II), debajo las iniciales S.C. (Senado Consulado). 
Otro "As" en bronce, en este caso Ibérico (Fig. 9: 2); muestra en el anverso cabeza viril a derecha, detrás delfín, en el reverso jinete con lanza y rodela mirando a izquierda, tipología típica de las monedas con leyenda ibérica Ikalesken acuñadas hacia 120 a 20 a. C., en un lugar sin determinar del S.E. de la Península. 

Del suelo de Abengibre también procede una moneda de bronce (Fig. 9: 3). Se trata de un "As" Ibérico con cabeza de personaje en el anverso y jinete en el reverso. Este tipo de reverso corresponde a uno de los motivos más característicos de las cecas de las ciudades Ibéricas, el jinete lancero o portador de palma, bajo el caballo apenas se aprecia el letrero con el nombre de la ceca y, aunque esta pieza no presenta buen estado de conservación, se distingue el comienzo de la leyenda referente a Saiti, perteneciente a acuñaciones realizadas en Saetabi Jativa (Valencia) hacia 120 a 20 a. C. Estas dos últimas monedas mencionadas son un buen ejemplo del menudo arte que se desarrolla en las acuñaciones monetales alentadas por las nuevas necesidades económicas desencadenas tras la conquista Romana. 



Acompañan a estas piezas numerosos fragmentos de hierro que presentan mala conservación, destacando diversos tipos de clavos y numerosos núcleos de escoria férrea, lo que deduce una fundición de este metal en el lugar. El plomo aparece en diversas formas: un proyectil ovalado para lanzarlo con honda, una pieza plana recortada en forma de pectoral, y una pesa de forma cónica en color blanco con orificio circular centrado mostrando concavidad en su base con un peso aproximado de 34’85 gramos. Dos pesas en bronce también hacen aparición en este lugar, muestran forma circular con orificio central cuadrado con un peso de 44’75 gramos (Fig. 9: 4) y 7’ 62 gramos (Fig. 9: 5). 



Otras piezas metálicas halladas, en bronce son: 



- Botón circular con decoración calada ramiforme (Fig. 9: 6). 

- Botón circular con decoración calada a base de círculos, de aspecto cruciforme (Fig. 9: 7). 



- Una pequeña contera, de tuvo cónico de sección laminar. 



- Anillo de aro fracturado con sello elipsoidal de sección plana con decoración impresa de motivo faunístico representando a un cáprido, dos concavidades forman el cuerpo del animal (Fig. 9: 8). Epoca ibérica. 



El vidrio surgen en un estado bastante fragmentario, lo que dificulta su atribución a diferentes formas, aunque en un caso conserva base cóncava, así como varias cuentas de collar con formas agallonada, cilíndrica y esférica (Fig. 9: 9). El vidrio suele presentar colores claros en azul, verde y en varios casos de color negro o marrón oscuro. 



Otras piezas encontradas en este lugar son varias pesas "pondus" de telar en materiales cerámicos con formas rectangulares, perforadas por uno o dos orificios (Foto 5), como también hace su aparición una fusayola fracturada (Fig. 9: 10) en material cerámico, con forma cónica, la cual lleva grabadas pequeñas incisiones decorativas en su contorno, otra fusayola presenta forma esférica aplanada en pasta de color marrón pardo con un diámetro de 30 mm. y 13 mm. de grosor. La función principal de estas piezas consistía en mantener tenso el hilo del huso y así facilitar el retorcido de las fibras textiles. 



También son visibles los fragmentos de tégula, teja de cerámica plana de origen romano con forma rectangular, utilizada en numerosos casos para enterramientos humanos. 



En material lítico se han hallado fragmentos de sílex con muestra de utilidad, así como dos piedras de molino encontradas por el ya mencionado propietario de uno de los terrenos; estas piezas son de piedra basáltica de origen volcánico con tonalidades oscuras (Foto 6). La pieza de la margen izquierda presenta medidas de 10 cm. de grosor y 36’5 de diámetro; la pieza de la margen derecha es de 11 cm. de grosor y 39 cm. de diámetro. En restos de fauna solo se conservan diversos fragmentos de molares, en restos de malacofauna se conserva la espiral de la concha de una caracola. 



Este yacimiento ofrece pruebas de que hubo un asentamiento con estructuras sólidas de origen Ibérico, por su abundante cerámica, con bases económicas relacionadas con diversos oficios como pudieron ser el de fundir y forjar el hierro, como demuestra la gran cantidad de escoria de este metal esparcida por el lugar, que evidencia la existencia de contactos y rutas comerciales entre áreas distantes entre sí, dada la ausencia de minas de este metal en la provincia. Otras industrias de carácter familiar como la manufactura de tejidos derivados del ganado lanar, como prueban las pesas de telar encontradas, o la actividad del molido de la harina facilitaba por las piedras de molino circular de dos piezas asociadas a la agricultura, trigo, cebada, centeno y otros cereales panificables estarían en la base de la agricultura, que dadas a las condiciones favorables del terreno pudo estar complementada con algún cultivo de tipo industrial como el cáñamo y esparto. Todas estas actividades quizás guarden relación con los contactos púnicos y romanos que demuestran haber tenido en algún tiempo determinado de la ocupación de este poblado. 



A estas actividades con base económica habría que añadir otra, la apícola, o recolección de miel, por el hallazgo de fragmentos cerámicos estriados, que aunque no menciono, se encuentran en gran parte de yacimientos de la zona que nos ocupa. Estas piezas tienen en común su interior estriado que sirve para que se adhiera con mayor facilidad los panales (Mata y Bonet, 1992. p. 136). Eran tubos de arcilla de un metro de largo por unos 20 cm. De diámetro y abiertos por ambos extremos, se apilaban los unos sobre los otros horizontalmente (Saglio, 1900. p. 1701). 



En la antigüedad, la miel jugó un papel esencial por sus múltiples aplicaciones pues se utilizaba como producto básico de la alimentación para endulzar los alimentos, elaborar bebidas como la hidromiel y el vino de miel, en perfumes y, gracias a sus propiedades antisépticas, se usaba como conservante, como ingredientes más de los medicamentos o, incluso para embalsamar cadáveres (Mata y Bonet, 1995.p. 277-278). 



Los datos cronológicos que aportan yacimientos en el área Valenciana, confirma el uso de colmenas cerámicas, y por tanto, la práctica de la apicultura desde, por lo menos, finales del siglo III a. C. (Mata y Bonet, 1995. p. 283). 



El acceso a los Villares de Abengibre, en la antigüedad, queda plasmado en la piedra, ya que al Norte, donde el terreno muestra suave pendiente hacia la Cañada o Río Abengibre, es donde aflora un pequeño tramo de carrilada, dos metros de longitud, 30 cm. De anchura con marcado rail de 5 a 8 cm. de profundidad; la erosión colindante en la piedra y la anchura, la hacen comunes a otras carriladas situadas en la zona de la Manchuela, que más adelante menciono con detalle y que de alguna manera confirma la propuesta mencionada por Rubí Sanz Gamo, sobre el posterior trazado de la vía 31 del itinerario de Antonino, que en su entrada por la Manchuela seguía cercano al cauce del arroyo de Ajengibre (Sanz Gamo, 1997. p. 308). 



Otro de los yacimientos cercanos al pueblo de Abengibre es el situado al sur, en los parajes de la Jordana (Sanz Gamo 1997,105), dentro del término de Jorquera, muy próximo a la cañada, donde entre tierras de cultivo se aprecian estructuras rectilíneas de doble hilera de piedras así como grandes bloques de piedra toscamente talladas. El yacimiento presenta una gran extensión, aunque en fechas recientes aún se conservan restos de cimientos, gran parte de estos y de los objetos que pudieron contener han sido barridos por el arado. Los fragmentos de cerámica aparecidos en este lugar muestran pastas rojizas de buena calidad, conservando decoración de líneas, bandas y semicírculos concéntricos en color rojo vinoso, cerámicas de pasta gris, y con paredes negras. La cerámica de Terra Sigillata es escasa, se resume en varios fragmentos que en un caso muestra decoración en relieve de pequeños círculos estriados. 



Acompañan a la cerámica diversos fragmentos de tégula y una pesa de telar fracturada, con un orificio de suspensión, su forma completa sería rectangular. En material lítico destaca un fragmento de piedra de molino con el plano de trabajo convexo. También aparecen diversos fragmentos de hierro muy deteriorados como varios tipos de clavos, destacando un sello de anillo con forma circular de sección plano-convexa y decoración incisa en S. 



Aunque su oxidación impide apreciar el motivo inciso, esta pieza que se supone de lujo, si nos indica una de las muchas utilidades que tuvo este metal en la antigüedad. 



Antiguas son las fíbulas (especie de imperdible de uso personal) halladas en este lugar, ya que se trata en primer lugar de una fíbula de doble resorte en bronce (Fig. 9: 11), que presenta puente laminar de forma rectangular con decoración de tres líneas longitudinales realizadas con puntos incisos, conserva muelle de cinco espirales hacia la mortaja. El origen de este tipo de fíbula se centra en el Sur de la Península Ibérica oscilando a la mitad del Siglo XIII a. C. La segunda pieza que tratamos es una fíbula de tipo ACEBUCHAL (Fig. 9:12), presenta puente romboidal de sección laminar con decoración troquelada de dos círculos en el dorso y mortaja de 11 mm. de longitud sin botón terminal. Este tipo de fíbula se introduce en la provincia de Albacete hacia el Siglo VII a. C. 27.


                                                Foto 4 




                                            Foto 5 




                                                Foto 6 




                                                   Foto 7  




                                                      Foto 8 




                                              Foto 9 



Otras piezas en bronce procedentes de este lugar son: 



- Mitad de una pinza Ibérica (Fig. 10: 3), presenta el cuerpo doblado y decoración troquelada de tres círculos dentro de un rectángulo espigado. Tipología de los Siglos V y IV a. C. 

- Campanilla con base circular seccionada (Fig. 13: 7) decorada con incisiones de líneas anulares en bandas de a dos, y badajo de hierro muy oxidado. 



- Punta de flecha (Fig. 15: 1), presenta perfil de la hoja foliácea con refuerzo axial desde el ápice al pedúnculo tubular que muestra arpón fracturado. Arma ibérica, S. VII-VI a. C. 



Un descubrimiento fortuito, que puede reflejar la economía de estos poblados, fue el encuentro del tesoro Ibérico de platos argénteos del Siglo III a. C., ya que se hallaron prácticamente a mitad de distancia, de entre el yacimiento de La Jordana y el de Los Villares, algo más próximo a éste último. Estos platos Ibéricos de plata fueron encontrados casualmente en el año 1934 al realizar hoyos para la plantación de viñas en unos terrenos de monte, propiedad de Ramón Cuenca García, situados al Oeste de la localidad de Abengibre en el paraje llamado "El Vallejo de las Viñas" (Martínez Santa-Olalla 1934,163). Estas piezas fueron adquiridas por el Museo Arqueológico Nacional en fechas próximas a su descubrimiento, donde actualmente se encuentran expuestas. 



La cerámica encontrada a 100 m. del lugar del hallazgo argénteo, nos indica un pequeño asentamiento ibérico con ausencia de cerámica romana, a grandes rasgos, la mitad de una pinza de bronce fechable por tipología en los siglos V y IV a. C. nos puede indicar una fecha, al igual que un fragmento de piedra de molino en piedra local hallada en este lugar, nos puede indicar una actividad agrícola. 
Referente a la vajilla expongo unas conclusiones personales que recojo de mi artículo "En Torno al Tesoro de Abengibre" publicado por la revista de Arqueología Comarcal de La Manchuela, (Ikalesken nº 1, 1996): No cabe duda de que la vajilla ibérica hallada en Abengibre formaba un conjunto, por su morfología y atesoramiento en el mismo lugar; vajilla que por su riqueza de elaboración perfectamente trabajada por el orfebre o artista, no hace juego con todas las inscripciones epigráficas y figuras que aparecen en la misma, donde el artista hubiera realizado todo el grafitado con la elegancia y simetría que demuestra su elaboración tipológica. Por lo tanto es sugerente pensar que no todas los elementos epigráficos y figurativos incisos que aparecen en este conjunto están realizados al mismo tiempo, sino posteriormente a su fabricación, por alguien que sin ser necesariamente orfebre realizara un trabajo que sin duda guardaría relación con su nuevo dueño. Hipótesis que se reafirma a través del estudio de las formas cerámicas de la vajilla, en especial el perfil campaniense, realizado por diversos autores. 



Dicho perfil constituye un indicio que nos permita identificar cuál pudo ser una de las marcas del fabricante o taller. 



Los florones que muestran dos ejemplares de esta vajilla, acompañados de palmetas y figura geométricas concéntricas muestran una elaboración propia correspondiente a la marca del fabricante o taller, que sí haría juego con la elegancia y simetría de dicha vajilla. Sirvan de ejemplo el taller de las pateras de las tres palmetas radiales (E. Sanmartí, 1973 y 1978), producción de Rodhe (Rosas), fechables en la primera mitad del siglo III a. C. que dispone de una amplia variedad de formas y tipos decorativos caracterizados por una disposición en triángulo a partir de un punto central. Los vasos de este taller se encuentran distribuidos en el Sur de Francia y costa del Levante Peninsular. 



Los aspectos epigráficos, según varios autores, reflejan una diversidad de manos y una posible dedicación en alfabeto meridional. En la vajilla de Abengibre se da una peculiaridad extraña respecto a la epigrafía ibérica que se conoce como es la de aparecer en dos ocasiones el nexo entre dos letras; práctica corriente en las firmas de producción itálica. La epigrafía ibérica de origen fenicio, no cabe duda de que se conocía mucha antes de la presencia romana en la Península, lo curioso es que son escasos sus hallazgos y la mayoría de estos se consideran o tienden a la fase final del período ibérico, en los siglos II y I a. C. 



Según "Zaragoza Rubira, estos platos poseen inscripciones Ibéricas en que se supone 31 

fórmulas de tipo protector para evitar los maleficios comunicables a los alimentos contenidos en los platos. 



Abad y Bendala, catedrático de arqueología en la Universidad de Alicante el primero y de la Univ. Autonómica de Madrid el segundo, exponen lo siguiente: En muchos de los tesoros con objetos de plata alternan los elementos de adorno personal con los de vajilla de mesa. Así, el de Abengibre (Albacete), está formado por numerosos cuencos de plata con inscripciones Ibéricas en las que podemos leer el nombre del propietario y en algunos casos el peso de la pieza (Abad y Bendala 1989, 103). 
El personaje propietario de la vajilla no solo pudo marcar su nombre "BIRIATUIAS", también pudo grabar algunas de sus actividades más relevantes ya que en algunos de estos platos aparecen elementos figurativos con decoración tanto animal como humana. 





Autores de reconocido prestigio vinculan la vajilla a etnias situadas en el área Sur-Oriental de la Península Ibérica, donde también se aprecia una esporádica prolongación en los límites de la Contestania situada al Sudeste peninsular, en la cual no solo la escritura meridional sería un elemento cultural que distingue este territorio, también la cerámica con decoración figurada tanto animal como humana subraya la personalidad del Sudeste con una cronología para estos elementos figurativos algo tardíos, en torno al siglo II a. C. 



Cabré, tratando los dibujos incisos en los platos, dice: "En época indeterminada se grabaron en el anverso de la base de uno de los grandes ejemplares una pequeña figura varonil cazando un ciervo que vuelve la cabeza, un lobo u oso y un jabalí, y en el reverso un guerrero ibérico que cubre su cabeza con un casco de alta cimera, acometiendo con dos lanzas a otro que le afronta y del que solo se ve la cabeza. En este plato hay también otros grabados, algunos sin duda auténticos, y en particular el que representa una especie de lacería, tal vez signo de propiedad, y una silueta de mujer perfilada a la derecha y con los brazos extendidos hacia delante como llevando un plato" (Cabré. 1947). 



El varón propietario de esta vajilla se representa con la caza mayor, actividad destinada a lo largo de toda la historia para personajes de alto rango, jefes, reyes, reyezuelos, caudillos, etc., acompañado de una representación propia de un guerrero distinguido con un yelmo de alta cimera, prueba de que dicho personaje era destacado en la milicia como demuestra su actitud de vencedor. La pose de la dama representada recuerda a una dama oferente relacionada con el culto, digno de la ideología de un gran personaje al que le acompaña un signo de propiedad la lacería o conjunto de lazos, más propio del mundo céltico; además, la dama con los brazos extendidos hacia delante sujetando un plato o envase podría indicarnos alguna de las características de las figuras orantes del Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo, Albacete). 



Buena parte de las esculturas del Cerro corresponden ya a la etapa en que las culturas ibéricas han caído bajo el dominio de Roma, con la consecuencia de que su arte iba a verse modificado con el tiempo, a resultas de ese hecho decisivo (Abad y Bendala, 1989). 



Como resultado de lo expuesto, las conclusiones más inmediatas sugieren calificar a la vajilla de Abengibre como modelo morfológico perteneciente al siglo IV a. C., que le acompañaría algún grabado epigráfico, no necesariamente impreso en todas las piezas ya que en general esta vajilla formaba un conjunto, y sucesivamente con el transcurso del tiempo se irían añadiendo los diferentes elementos epigráficos y figurativos realizados por su respectivos dueños o herederos durante los siglos III y II a. C. momento final en el que su poseedor quizás se represente con unas aptitudes que nos indicarían claramente su condición social de un caudillo que muestra actividades relevantes de su vida, y las ofrece (Abengibre, Diciembre 1995). 



Hacia el Este de Abengibre, en el paraje llamado "Los Majanos" (altura sobre el nivel del mar 680 m.), entre terrenos de viñas se hallan gran cantidad de fragmentos cerámicos esparcidos por la acción del arado. Aparecen cerámicas de buena factura en pastas de color rojizo, que en ocasiones muestran decoración en color rojo vinoso de líneas, bandas, semicírculos concéntricos, cuartos de circunferencia y líneas onduladas en vertical. Con decoración geométrica a base de filetes y bandas monocromas aparece un vaso de gran tamaño muy fracturado hallado en un corte del terrenos producido por el desanche del camino aunque este envase no está completo, muestra cuerpo bitroncónico globular, boca revertida y borde de canto externo moldurado, base reducida cóncava. Diámetro de la boca 19 cm., diámetro máximo 33 cm., diámetro del pie 12 cm. altura 30 cm. Por su forma y calidad de la pieza tiene muchos paralelos en todos los poblados Ibéricos de los Siglos IV y III a. de C. 



Con muestras de decoración en color rojo vinoso también aparece un fragmento cerámico con asa de orejeta perforada, detalle utilizado generalmente en urnas del siglo V. a. de C. 
Las pastas en sándwich o con el nervio de cocción de pasta gris también hacen aparición mostrando en un fragmento de cerámica la cara externa pintada o barnizada en color rojo vinoso, con una banda de estampillado de cuños oblongos rellenos de puntillado (Fig. 10: 1). En cerámica de pasta gris destaca un fragmento con incisiones paralelas en vertical. En Terra Sigillata aparecen: un pequeño fragmento con base pie anular; una base anular con umbo que muestra en su cara interna la inscripción del alfarero, estampillado en cartela rectangular y en su cara externa cuatro líneas radiales incisas poscocción; un fragmento con decoración en relieve de un animal que aparenta ser un roedor dentro de un círculo espigado, y un fragmento con decoración en relieve de círculos concéntricos estriados. 



Acompaña al material cerámico, una pesa de telar troncopiramidal con un solo orificio de suspensión y varios trozos de escoria de hierro esparcidos por este extenso terreno. 



En vidrio se ha hallado una cuenta de collar en color azul con forma esférica y un diámetro máximo de 10 mm. En material lítico aparece un fragmento de piedra de molino en basalto y una pieza de sílex de forma circular con muestras de utilidad. 



Otras piezas en bronce, halladas en este lugar son: 



- Una fíbula anular con puente de navecilla normal de sección plano-convexa, resorte de charnela de bisagra, con un diámetro máximo de 22 mm. Con paralelos cronológicos desde el S. IV al I a. C. 



- Punta de flecha de tipo Macalón con perfil de la hoja foliácea, con refuerzo axial desde el ápice al pedúnculo tubular con arpón puntiagudo (Fig. 10: 2), (siglos VII-VI a. C.). 



- Anillo de aro fracturado con sello elipsoidal de sección plana con decoración impresa antropomorfa de tres danzantes (Fig. 10: 3). 



- Pequeña contera de tuvo cónico con sección laminar presentando una longitud de 39 mm. 



- Campanilla de perfil triangular, de base circular fracturada con decoración incisa de dobles líneas anulares, ausente de badajo (Fig. 10 :4). 



Haciendo referencia a este tipo de campanillas también hacen aparición en la provincia de Albacete campanillas de perfil triangular y base circular con un diámetro aproximado entre 16 y 35 mm. expuestas en la actualidad en el museo arqueológico de Albacete; piezas procedentes de El Llano de la Consolación (Montealegre del Castillo), Los Villares (Hoya de Gonzalo), Hoya de Santa ana (Chinchilla), esta última pieza hallada en La Hoya de Santa ana está catalogada como campanilla de Siglo IV antes de Cristo. 



Las monedas en bronces halladas en este lugar por varios propietarios de los terrenos que nos ocupa son: 



-Un "semis" hispano cartaginés, su desgaste apenas permite apreciar en el anverso la cabeza femenina con casco de visera, referente a acuñaciones de transición (50 a 30 a. C.). 

-Un "As" acuñado en Ikalesken, en el anverso se aprecia cabeza viril y en el reverso jinete lancero con rodela (120 a 20 a. C.). 





-Un "As" romano de cinco mm. de grosor que apenas muestra en el anverso al dios Jano Bifronte y en el reverso proa de nave. 



-Un "As" Romano muy erosionado con troquel cuadrado de las iniciales C.R. "posible acuñación con leyenda latina" (Colonia Patricia) del reinado de Octavio (27 a. C. a 14 d. C.). 



-Un "As" Romano con imagen femenina en el anverso, alrededor CRISPINA; en el reverso personaje femenino de pie con cetro y las iniciales S.C. (177 a 183 d. C.). 



(YACIMIENTO INEDITO). 



Considero muy importante mencionar la localización en este lugar, recientemente fondeado por labores agrícolas, de al menos dos lugares algo distantes entre sí de manchas de ceniza con muestras de pequeños huesos quemados que evidencian la situación de una necrópolis, fragmentos de cuchillos afalcatados, mango de falcata, asas de orejeta y cerámica ática halladas en varias de estas manchas nos indica una cronología entorno al siglo V a. C. Los diversos materiales arqueológicos restantes de este asentamiento surgieren una ocupación de al menos hasta el siglo II d. C. 



La situación del yacimiento de los Majanos 680 m. s.n.m. aunque no esta ubicado en cerro o loma distinguida, si posee una gran visibilidad sobre el entorno, desde donde se puede localizar un gran número de asentamientos situados al Sur-Este de la Manchuela. Al Sur los situados entre el Río Júcar y la Cordillera de Monte Aragón, con gran visibilidad de ésta. Al Oeste la visión se pierde entre los límites de Golosalvo 738 m. s.n.m. Al Norte la Sierra de las Carboneras altura máxima 714 m. s.n.m. con perfecta visibilidad de los Villares y el Ardal (Sanz Gamo, 1997) con la consecuente proximidad a las salinas de Fuentealvilla; y al Este el horizonte queda limitado por la Serrezuela de la Pared altura máxima 888 m. s.n.m. y la Sierra del Boquerón en Villa de Ves altura máxima 962 m. s.n.m. limitado con la provincia de Valencia. 



Junto al pueblo de Abengibre, al Sur-Este, en las Cruces, también se pueden observar fragmentos cerámicos ibéricos, componen la decoración bandas y líneas onduladas en color rojo vinoso y las bocas revertidas con bordes de canto externo moldurado, característica tipológicas del siglo IV a. C. 



En este yacimiento situado en terreno laborable no aparenta ser muy extenso; en material lítico se han recogido una porción de molino de mano y dos piedras semitalladas con forma esférica un tanto aplanada, de un peso superior a 3 kg. 
Situado al Este de la localidad de Campoalbillo, en los parajes llamados Cerro del Portillo (Sanz Gamo 1997,109), se hallan unos bancales y viñas, donde se aprecian gran cantidad de fragmentos cerámicos esparcidos por la acción del arado. En este lugar se observan grandes bloques de piedra toscamente tallados que se encuentran formando lindes entre varios terrenos. La cerámica encontrada muestra buena factura, que en ocasiones presenta el nervio de cocción generalmente gris, así como decoración en color rojo vinoso a base de líneas, bandas semicírculos concéntricos y líneas onduladas en horizontal (tejadillo). Se observan fragmentos de recipientes de considerable tamaño, bocas revertidas y borde de canto externo moldurado, cerámicas de pasta gris, diversas asas de ánforas, Terra Sigillata y fragmentos de tégula. Acompañan al material cerámico varias pesas de telar con forma troncopiramidal de sección rectangular y un solo orificio de suspensión. 



En vidrio aparece una base de pie anular en color claro y un fragmento de cuenta de collar agallonada de color azul. 



En metal aparece: en plomo un remache o laña utilizado en algunos casos para unir el  envase cerámico quebrado; una pesa con forma triangular de sección rectangular y orificio circular en el extremo delgado, con una longitud de 50 mm. y un peso de 58’5 grm. 


En bronce se halla una aguja (Fig. 10: 5) doblada tipo anzuelo con cabeza romboidal, y una fíbula de la Téne I, de puente peraltado con arista dorsal longitudinal de sección triangular, resorte bilateral conservando cuatro espirales y pie de apéndice caudal fracturado. 



De bronce es también una moneda romana "As", en el anverso presenta el busto del Emperador laureado, leyenda HADRIANUS AUGUSTUS, (117 a 138 d. c.), en el reverso La Clementia de pie con cetro y pátera entre las iniciales SC, leyenda COS. III CLEMENTIA AVG. 



Dos km. al Sur de este lugar anteriormente mencionado, se encuentra un paraje conocido por el nombre de El Pozo de los Moros, lo primero que se divisa en este lugar son varios túmulos pequeños de piedras acumuladas en medio de un bancal que en algunos casos forman cimientos. 
La cerámica hallada presenta mayoritariamente buena factura, aparecen con el nervio de cocción tanto alternante como en sándwich, un labio revertido de borde externo moldurado, decoración geométrica en color rojo vinoso a base de líneas, bandas, semicírculos concéntricos, onduladas simulando tejadillo; una base o pivote de paste arenosa recuerda las características tipológicas de ser de una ánfora romana; la Terra Sigillata aparece con decoración en relieve en varios fragmentos resaltando dos líneas onduladas en vertical que aparentan cabelleras, y círculos concéntricos estriados, en un caso de cuerpo carenado muestra decoración de pequeñas incisiones marcadas con simetría longitudinal; decoración similar conserva un fragmento de cerámica de barniz negro opaco en pasta de color pardo con 8 mm. de grosor, las características tipológicas de este fragmento hacen referencia a la cerámica de importación de barniz negro romana "cerámica campaniense". 



Acompañan a estos restos cerámicos números fragmentos de teja curva de considerable grosor, así como tres pesas de telar que poseen dos orificios de suspensión, dos de ellas con forma y sección rectangular y la restante de forma troncopiramidal de sección cuadrada. En material lítico aparece un fragmento de molino circular en piedra basáltica. En material óseo es notable el hallazgo de un fragmento de hueso humano (apófisis de cúbito) incinerado. La incineración fue un sistema de enterramiento en urna muy difundido en el mundo Ibérico. 



En bronce aparece, un anillo de época ibérica, con aro de sección laminar y chatón elipsoidal de sección plana decorado con impresión desgastada en forma de V (Fig. 10: 6). 



De bronce son también las monedas halladas en este lugar: 
-Un "As" ibérico de Ikalesken, muy erosionado en el cual apenas se aprecia, en el anverso la cabeza viril mirando a derecha, detrás delfín; y en el reverso la rodela o escudo del supuesto jinete. 



-Un "As" romano que presenta en el anverso al Emperador Nerva Trajano (98-117), y en el reverso imagen de personaje de pie entre las iniciales S C, a sus pies imagen pequeña. 



-Tres monedas de pequeño tamaño, en el anverso presenta la imagen de Constancio II, gobernó como César del 324 a 337, como Augusto del 337 a 361 d. C., y en el reverso presenta a un soldado clavando la lanza en el jinete caído; su pequeñez y recorte presenta incompleta epigrafía latina. 



Mirando hacia el Noreste de Abengibre, a 4 km. de distancia, cercano al paraje de las carboneras, límite de término con Fuentealbilla, se encuentra otro lugar llamado Los Villares. (Sanz Gamo 1997, 104). Su extensión supera el km. lineal, integrándose en el paraje del Ardal. 



Entre tierras de cultivo se observan diversos amojonamientos y varias estructuras rectangulares de cimientos que muestran doble hilera de piedra. 
Los materiales encontrados, se hallaban esparcidos en este lugar de gran extensión por la acción del arado. Los fragmentos de cerámica encontrados conservan características ya conocidas de pastas color anaranjados de buena factura con decoración geométrica en color rojo vinoso, de líneas, bandas, líneas onduladas, círculos y semicírculos concéntricos; cerámicas grises de tipología ibérica con decoración en rojo vinoso de líneas paralelas, un caso de boca revertida con borde canto externo moldurado. La cerámica gris romana también hace aparición, en un caso presenta borde con pestaña caída hacia dentro, mostrando en la cara externa la letra M incisa, así como Terra Sigillata tanto lisa como con decoración en relieve de círculos concéntricos estriados, siendo de destacar un fragmento que presenta la decoración facial humana (Fig. 10: 7). 



La cerámica de barniz negro opaco, hace su aparición en un pequeño fragmento que su tipología decorativa apunta hacia la cerámica de figuras rojas griega del Siglo IV a. C. 



Acompañan a estos restos cerámicos, diversos fragmentos de teja curva que muestran pastas con desgrasantes recios, una pieza incompleta, presenta unas dimensiones que oscilan los 50 cm. de longitud, 40 cm. de anchura y 2’5 cm. de grosor; tres pesas de telar presentan forma troncopiramidal y sección rectangular con uno o dos orificios de suspensión, entre otras piezas incompletas; así como dos piezas circulares con un diámetro que oscila los 20 cm. y 7 cm. de grosor. Piezas circulares de similar tipología se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico de Albacete procedentes del yacimiento de El Pozo de la Peña (Chinchilla) utilizados como piletas romanas en sistemas de calefacción. 



El material de vidrio, se reduce a varios pequeños fragmentos en color azul y verde claro. En hierro aparecen diversos tipos de clavos en mal estado de conservación y varios fragmentos de escoria, de este metal. 



Como material lítico procede de este lugar, una estela en piedra local con inscripciones latinas de difícil contexto por sus abreviaturas y erosionado estado de conservación; varios fragmentos de piedra de molino en granito blanco y negro mostrando un radio de 18 cm. y un grosor de 16 cm.; una piedra ovalada de 4.265 kg con la inscripción en el número romano XIII, seguido de lo que parece una S, con características de tratarse de una medida de peso; se hallan dos pequeños fragmentos de piedra basáltica, una piedra de sílex con forma circular muestra retoques de tallado para su uso; un fragmento e piedra en color verde, que aparenta el extremo de una pieza troncopiramidal, muestra superficies pulidas. 



También se han hallado en este lugar, próximo al corral de Quevedo, varias formaciones pétreas naturales de pequeño tamaño en color blanco de nódulos esféricos que en un caso se conservan unidos en forma de capullo de seda. Nódulos de similar morfología se han hallado en el poblado ibérico de "El Amarjo" (Bonete, Albacete) perteneciente a materiales de la Edad del Bronce que algunos autores consideran idolillos (Molina Grande y Molina García, 1980). Lo anecdótico de estas formaciones pétreas es que son procedentes de la zona de confluencia de los ríos Segura y Mundo, en el límite de las provincias de Murcia y Albacete, donde se encuentran las minas de estas formaciones. 



En este mismo lugar se halló un fragmento de cerámica con pastas de color gris de un borde exvasado, con la peculiaridad de contener decoración geométrica incisa en el cuello, y labio interno. Esta posición tanto en labios como el galbos, es habitual en la Meseta durante la Edad del Bronce (Valiente 1984,28.). Decoraciones de este tipo morfológico se han hallado en los Villares de Caudete de las Fuentes, Valencia, (Pla, 1980) con una cronología que se remonta a la Edad del Hierro Antiguo, hacia los siglos VIII y VII a. C. (Mata, 1991). 



En bronce aparece, una moneda de pequeño tamaño del Emperador romano Constancio II (Fig. 10: 8) con imagen de personaje en el anverso, y en el reverso soldado clavando lanza a jinete caído. 



Del mismo tamaño son dos monedas del Emperador romano Claudio (Tiberio Claudio César Augusto Germánico) Emperador de Roma del 41 al 54 d. C., en el anverso presenta cabeza radiada y en el reverso, un altar de forma cuadrada. 



De bronce es también un punzón que presenta cuerpo doblado y sección cuadrada (Fig. 10:9). 



Diego López Vergara, vecino de Abengibre, se encontró en estos parajes de las carboneras, realizando labores agrícolas, una pieza partida por la mitad longitudinal de una tégula, con medidas de 62 x 20 cm. y 3’5 de grosor; del mismo modo en este yacimiento se halló en fecha no precisable, una estela funeraria (foto portada) de piedra local. Sus dimensiones conservadas son de 48,5 x 38 cm., aunque su altura era mayor, la parte inferior se encuentra hoy cubierta de cemento, el frontal presenta cabecera triangular en su interior aparece un disco solar, el texto que puede datarse en la segunda mitad del siglo I d.C. aparece dentro de una "tábula ansata" de 17’5 x 26’5 cm. dice: 
FUSCA. L (uci). P 


OSTUMI. (filia) 


An (norun). XXX. S (it). T. (ibi). T (erra). L (evis) 

Esta pieza en la actualidad se encuentra empotrada en el patio de la casa nº 14 en la calle de la Cruz "Abengibre". 


El texto traducido al castellano sería: Fusca. Luci. Hija póstuma. 30 años de edad. Sea contigo la tierra leve (Abascal, 1990 a). 
Otro de los lugares próximos a la localidad de Fuentealbilla es el situado al Oeste. Donde asomándose a la cañada, en el tramo llamado El Cardeal, se sitúa una viña que conserva en su parte más alta, una estructura de sillares de piedra con forma rectangular; continuando por este extenso lugar entre añojales y otros terrenos laborables, se observan abundantes fragmentos de cerámica con pastas rojizas de buena calidad, con características ya conocidas, de boca revertida y borde de canto externo moldurado, decoración geométrica en color rojo vinoso de líneas y bandas en horizontal, semicírculos concéntricos, líneas onduladas en vertical conocidas con el nombre de cabelleras. La cerámica de pasta gris aparece en varios casos con decoración pintada en rojo oscuro así como en un caso que muestra boca revertida hacia el exterior. La Terra Sigillata presenta en varios casos decoración horizontal de una banda de pequeñas incisiones impresas con paralela simetría, otro caso presenta decoración en relieve de hojas de hiedra o corazones. La cerámica de importación aparece en dos casos con base de pie anular, en barniz de color negro metálico en pastas de color anaranjado que alcanza en una ocasión el grosor de 1 cm. 



Acompañan a la cerámica, dos pesas de telar que muestran forma troncopiramidal de sección rectangular con un orificio de suspensión, así como varios fragmentos de tégula. 



En metal aparece una pesa de plomo troncocónica en color marrón con orificio cuadrado y un peso de 19’35 grm. En estos terrenos también hace aparición fragmentos de escoria de hierro. 
Cercano a este lugar, en la rambla de Valladares, se halla una estructura rectangular de cámara abovedada (Foto 7), con piedras talladas, presentando actualmente entrada y salida para el agua a una altura inferior al metro y medidas aproximadas de 6’80 m. de largo, 4’55 m. de ancho y 2’30 m. de alto. Esta estructura muestra características de ser una pequeña captación de agua "Caput-aguae" (Sanz Gamo, 1984 b), con tipología constructivas  romanas. La proximidad a estos yacimientos, dentro del término de Fuentealbilla, de minas de sal hace suponer que este mineral era un complemento más de las principales bases económicas que pudieron tener estos poblados. 
En la rambla de Valladares, a la altura del km 6 de la carretera local de Fuentealbilla a Villamalea se encuentra situado dentro del término de Villamalea un yacimiento en el que, aunque no se observan estructuras de viviendas, sí aparecen grandes zonas oscuras en el terreno entre árboles y viñas, con gran cantidad de restos cerámicos, en los que destaca la Terra Sigillata, mostrando en algunos casos pastas de 1 cm de grosor, sobresalen las caras lisas, aunque en un caso muestra decoración en relieve de una concha marina dentro de un círculo estriado (Fig. 10: 10), así como líneas onduladas en vertical o pequeñas marcas impresas con simetría, a estas cerámicas de características romanas le acompaña un fragmento de boca de ánfora. 



Fragmentos de teja curva y tégulas se encuentran esparcidos por el lugar, por la acción del arado. Un fragmento de asa en pasta de color pardo conserva pintura de color rojo vinoso en bandas oblicuas. Los vidrios aparecen muy fragmentados, presentando tonalidades verde y azul claro. En pasta vítrea se ha hallado un fragmento muy pequeño de forme esférica con colores entremezclados de amarillo y verde; otro fragmento, al parecer de una pulsera o brazalete de color negro muestra grabados geométricos a modo de X (Fig. 10: 11). En hierro aparecen varios clavos muy deteriorados. En material lítico se hallan varios fragmentos de sílex con muestra de uso y un trozo de hacha pulida en piedra de color verde que conserva el extremo cortante totalmente desgastado. En material óseo, aparecen varios molares de considerable tamaño de herbívoro. 



En bronce se halla, una moneda de pequeño tamaño (Fig. 10: 12) en la que muestra en el anverso cabeza viril radiada, alrededor en epigrafía latina, Galienus, en el reverso se aprecia una imagen de pie portadora de cetro; el reinado de Galieno consta del 260 al 268 después de Cristo. 
Próximo a la cañada del Cardial, en el paraje de la finca llamada Casa Blanca (Sanz Gamo 1997, 105). Se encuentran unos terrenos de cultivo con numerosos fragmentos de cerámica esparcida por la acción del arado. En este lugar se hallan túmulos, junto a cimientos rectilíneos de doble hilera de piedra, donde el arado no ha hecho efecto, así como grandes ceniceros y zonas oscuras extendidas en el terreno. Los fragmentos de cerámica hallados presentan buena factura con pastas de color anaranjado donde se da el caso de poseer boca revertida con borde canto externo moldurado, la decoración que presentan estos fragmentos se base en formas geométricas a base de líneas horizontales, líneas onduladas en vertical, bandas y en un caso roleos. La Terra Sigillata destaca por su decoración en relieve donde se da el caso de presentar en diferentes fragmentos: líneas onduladas en vertical, extremidad antropomorfa en actitud de andante, un monumento dentro de dos círculos concéntricos estriados, y un fragmento de base con las iniciales FV incisas poscocción. 



De este lugar proceden dos pesas de telar con formas rectangular y troncopiramidal de sección rectangular con un solo orificio de suspensión, acompañan a estos dos pesas, una fusayola bicónica en pasta de color gris, presentando 34 mm. de diámetro y 23 mm. de altura. Fragmentos de tégula, y teja curva aparecen por este extenso lugar, al igual que pequeños núcleos de escoria de hierro y fragmentos mal conservados como es el caso de una punta de lanza con forma cónica tubular con el extremo distal fracturado. El plomo aparece  en forma de una placa rectangular de lados oblongos con orificios en sus extremos, conservando adherido un remache de hierro. 



En vidrio se halla una pequeña cuenta de collar (Fig. 10: 3) de forma bicónica en color azul, otra cuenta de collar en pasta vítrea de color negro muestra forma cilíndrica con un diámetro de 15 mm, de pasta vítrea en color negro son también, un botón plano-convexo con un diámetro de 18 mm. y 7 mm. de grosor, así como dos fragmentos diversos de pulsera que presentan sección plano-convexo con un ancho de 11 y 8 mm. y un grosor entre 3 y 4 mm. El resto de los fragmentos de vidrio conservados muestran tonalidades en azul y verde claro, e incoloro. 



La cerámica de importación aparece en varios pequeños fragmentos que muestran barniz negro metálico y pastas de tonalidad marrón, características asociadas a la cerámica campaniense. Aunque también hay un fragmento ático con representación de una palmeta. 



En material lítico se hallan fragmentos de piedra basáltica y un nódulo semiesférico de piedra blanca, que presenta las mismas características de las ya citadas formaciones pétreas procedentes de las minas situadas en la zona de confluencia de los ríos Segura y Mundo. 



En bronce una fíbula anular quemada, con puente de navecilla de sección plano-convexa, terminales foliáceos, resorte de charnela de bisagra; el anillo presente decoración en relieve de aros simétricos con un diámetro máximo de 41 mm. 
De bronce son también dos monedas halladas en este lugar por varios vecinos de Golosalvo. La primera, se trata de un As con leyenda ibérica CELSE (Velilla del Ebro, Zaragoza), hacia el año 120 a 50 a. C. En el anverso presenta cabeza viril mirando a la derecha rodeada de tres delfines, en el reverso aunque presenta una notable corrosión se aprecia el jinete con palma mirando a la derecha y debajo la leyenda ibérica CELSE



La segunda moneda, se trata de un As romano del Emperador Gordiano (Marco Antonio). En el imperio romano gobernaron tres emperadores con el nombre de Gordiano, en fechas que abarcan desde el año 157 a 244 d. C. 



Este yacimiento fue recientemente novedad al descubrirse una tumba romana, realizando labores agrícolas (La Verdad, 6-9-1994), una fosa revestida de tejas romanas (tégulas) en cuyo interior había aparecido una vasija, también romana, del siglo IV. 



Rubí Sanz comentó que "la tumba está vinculada a una villa, que es una casa de campo o una explotación agrícola de la época romana de Bajo Imperio. Sería el equivalente a las aldeas de ahora, pero con estructuras más grandes, con muchas más habitaciones y más servidumbre y con un solo propietario. Habría un propietario, un terrateniente y bajo él muchos siervos que se dedicarían a la explotación agrícola". 



Este yacimiento contiene material arqueológico cronológicamente muy amplio, que constantemente es removido por labores agrícolas. La situación de un pequeño asentamiento de la Edad del Bronce en el lado Norte, asomándose al Río Abengibre, nos ofrece en gran medida una cronología inicial de ocupación perteneciente a esta etapa cultural. El reciente hallazgo de un vaso muy fragmentado, ausencia del 40%, cuerpo elipsoide vertical, borde recto entrante, base plana, decoración próxima al borde de líneas acanaladas en zig-zag, cuatro mamelones a la altura de las incisiones, nos muestra una tipología perteneciente a la Edad del Hierro Antiguo. 



Un fragmento de fíbula del tipo Acebuchal hallado en el mismo lugar por Sebastián García (vecino de la localidad de Golosalvo), pertenece también a la Edad del Hierro Antiguo. 



Fragmentos de cerámica ibérica y ática adscribibles a los siglos V y IV a. C., induce a pensar en una continuada ocupación en el Ibérico Pleno. 



Las monedas de este lugar señalan una periodización comprendida entre los siglos II a. C. y II d. C. La tumba ya mencionada anteriormente, presenta una cronología del siglo IV 39 

d. C. vinculada a una villa que contiene materiales romanos con un cierto lujo: estuco pintado, teselas de pasta vítrea, mármol, discos cerámicos de hipocausto, entre otros. 



Faltaría mencionar la cerámica considerada del periodo Visigodo, en torno al siglo VI que también se da en este lugar, así como otros fragmentos de cerámica medieval y la más reciente, encontrada en el extremo Este del yacimiento, cerámica de Paterna (Valencia) adscribible al siglo XVI. 



Por su proximidad a este lugar anteriormente citado y dada la gran extensión que ocupa, con la peculiaridad de ser un lugar dominante, el punto más alto 745 m., sobre el nivel mar, y en llanura superior a los 700 m., cabe mencionar un yacimiento situado en el "Cerro Palomar", al Norte de la localidad de Golosalvo. 



Aunque presenta zonas barridas por el arado, aún se aprecian estructuras rectilíneas de doble pared y grandes bloques de piedra toscamente tallada, situados en terrazas que presenta el terreno. En su lugar más alto, mirando al Sur, se aprecian gran cantidad de piedras colocadas como reforzando la pequeña colina que presenta esta zona. Es en estar lugar donde han aparecido fragmentos de cerámica realizada mano que presenta cocción irregular con tonalidades pardas, marrones y grises en pastas interiores de color gris, superficies con tratamiento de alisado, espatulado y bruñido. En varios fragmentos de un recipiente de tamaño considerable, muestra tratamiento grosero con asa de tipo mamelón un tanto alargada, horizontal con digitaciones impresas. Aparece en un caso cuello hiperbólico, envases con carena y labios exvasados. 



En material lítico aparecen varias piezas de sílex de forma irregular y varias piedras de molino de mano con el plano de trabajo horizontal. Las características de estos materiales mencionados están asociados a la Edad del Bronce, materiales que se mezclan con otros de la Edad del Hierro, ya que el arado ha barrido esta zona con frecuencia. Es en este lugar donde apareció una fusayola troncocónica de cerámica roja (Fig. 10: 14) al igual que de este yacimiento proviene otra fusayola esférica aplanada en pasta de color pardo, que junto a dos pesas de telar con forma troncopiramidal y sección rectangular, hacen referencia a la industria textil de carácter familiar. 



Abundante es la cerámica ibérica de características notables como son el nervio de cocción tanto en sándwich como alternante, o los labios revertidos con el borde de canto externo moldurado, así como fragmentos cerámicos de pastas de tonalidad rojiza con decoración geométrica en color rojo vinoso de líneas, bandas, cuartos de circunferencias, semicírculos concéntricos y líneas onduladas en vertical. También se dan varios casos de fragmentos que muestran decoración bicroma de una banda horizontal ancha en color rojo vinoso, flanqueada por una línea gruesa paralela de color rojo oscuro. Un pequeño fragmento de cerámica en pasta de color gris, muestra decoración impresa de zig-zag a base de cuadritos realizados a ruedecilla (Fig. 10: 5); otro fragmento en pasta color anaranjado muestra decoración geométrica de cuadritos impresos, junto a varias palmetas en relieve. Dos fragmentos de borde saliente en cerámicas hechas a torno muestran decoración en el labio de incisiones, y digitaciones. 
La cerámica de importación de barniz negro aparece en un pequeño fragmento de pie anular moldeado en su cara externa, con pasta amarillenta y de poco peso. Abundantes son los fragmentos de cerámica gris romana que presentan tanto el borde saliente como entrante en pastas arenosas. La Terra Sigillata, aparece tanto en paredes lisas como con relieve, donde se da el caso de mostrar decoración de líneas onduladas en vertical junto a una fila horizontal de palmetas, así como decoración de círculos concéntricos, o una roseta dentro de un círculo; los fragmentos de base muestran pie anular, en un caso de fondo externo cónico. 



Los vidrios hallados muestran tonalidades de color azul claro. En material lítico aparecen fragmentos de sílex con muestra de uso en sus aristas, y fragmentos de piedra de molino circular en piedra local, entre otros de piedra basáltica. El hierro se halla en mal estado de conservación, destacando diversos tipos de clavos. 





En plomo aparecen dos cilindros irregulares de pequeño tamaño y una pesa rectangular de perfiles redondeados, mostrando un orificio alargado en el extremo y unas medidas morfotécnicas de: grosor máximo 15 mm., longitud 68 mm., anchura 25 mm., y un peso aproximado de 170 gramos. 



En bronce se han hallado varios trozos de diversa forma y tamaño que en un caso muestra signos de fundición, lo que podría delatar un lugar donde se trabajó con este metal en su transformación. 



De bronce es un fragmento de reborde con decoración sogueada, que según sus características podría tratarse del reborde inferior de un casco, como es el caso de los fragmentos hallados en Hoya de Santa ana (Chinchilla) datados en los siglos II-II a. C. (Excavación J. Sánchez Jiménez 1942). 



Una punta de fecha en bronce (Fig. 10: 6) presenta el extremo distal doblado y alerones fuertemente marcados. 
De bronce es también una campanilla (Fig. 11: 1) de base circular, seccionada verticalmente, con eje de sujeción del badajo de bronce. Conserva el badajo, que muestra sección plano-convexa; aunque esta pieza presenta una notable oxidación, si presenta un buen plano de su construcción interior. Estas pequeñas campanillas son ya frecuentes en época ibérica cuya función pudo tener un uso múltiple, como señalan varios autores: M. Linarejos (1990, 192) supuso que estarían ligadas al mundo funerario. Mª M.Zarzalejos et alii (1988, 302), las señalaba como instrumento de música o contra el mal de ojo, y como elemento de adorno de un bocado de caballo aparecidos en Cancho Roano (Maluquer 1983, f. 14-15); en época romana formaban parte del atuendo de los niños con la vestidura pretexta, se usaban para llamar a los criados, en los baños públicos, sacrificios y procesiones etc. (L. Passi et alii 1987, 85). 



De este lugar también procede un colgante antropomorfo (Fig. 11: 2), su función constaría en una acción protectora como amuleto. Los amuletos fálicos representan gran parte de los hallazgos de bronce en todo el mundo romano. 



En bronce aparece una fíbula (Fig. 11: 3), de la época de la Téne nombre dado a causa de un gran yacimiento de armas céltico hallado en la orilla norte del lago Neuenburg, en Suiza.Esta fíbula presenta puente peraltado con incisiones longitudinales en el dorso, sección plano-convexa, resorte bilateral con eje de hierro, conservando cuatro espirales y pie largo de apéndice caudal fracturado. 



Las monedas que aparecen en el cerro palomar, así como otros objetos mencionados, fueron hallados por varios vecinos de Golosalvo y por mi mediante rastreos superficiales del terreno: 
Un As ibérico acuñado en Ikalesken (hacia el 120 a 20 a. C.) que presenta superficies desgastadas. 



Un semis ibérico (Fig. 11: 4) acuñado en Cástulo (Cazlona, Jaen) en el anverso presenta cabeza viril y en el reverso toro de pie, encima creciente; las acuñaciones de Cástulo tuvieron una amplia emisión, iniciándose hacia el 50 a.C., sus últimas acuñaciones alcanzan el reinado de Octavio. 



Un denario romano, forrado en plata (Fig. 11: 5) presenta en el anverso el busto de la roma galeada y en el reverso Victoria en viga. 



Un As romano muestra superficies muy desgastados por el uso, motivo que explicaría el por qué presenta el reverso contramarcado con las iniciales CR, referente a la colonia Patricia del reinado de Octavio; Una moneda de las mismas características, es decir contramarcada con las iniciales CR apareció también en el yacimiento situado en los Majanos  de Abengibre. 



Considero muy importante, el hallazgo que realizo un vecino de la localidad de Golosalvo, Francisco Calero, tras realizar una limpieza de piedras dentro de un pozo, situado en el paraje de Cerro Palomar, se trata de un gran fragmento de escultura, aproximadamente 50 kg., en piedra de arenisca compacta, de lo que sería la figura zoomorfa de un toro, con indiscutibles rasgos ibéricos, esculpido en bulto redondo. Se conserva, seis pliegues del cuello y papada, el arranque de las dos patas delanteras con peana intermedia y medio cuerpo delantero (Foto 9). 



Este tipo de esculturas estaban relacionadas directamente con el mundo de los muertos, posiblemente formaría parte de un monumento funerario ibérico de los denominados pilar-estela, representaría al toro como animal mítico, símbolo de la divinidad y de la fuerza engendradora. Según los rasgos que conserva, su posición sería erguida, de pie con la cabeza levantada mirando de frente. Estos monumentos funerarios se erigían en época ibérica a las grandes personalidades, poderosos jefes indígenas que harían construir este tipo de tumbas, indicando su estado social en vida y representado de esa manera tras la muerte, reflejando las diferencias existentes entre diversos grupos y entre los miembros de la sociedad. 



La representación del toro como animal funerario desaparece después del siglo IV a. C. (Almagro Gorbea 1988, 57). 



La localización de este tipo de esculturas parece ser más frecuente en yacimientos próximos a las vías de comunicación, en necrópolis donde la élite dominante invierte más en la decoración de sus tumbas. Cerro Palomar pudo ser en la antigüedad un núcleo urbano de entidad notable, el hallazgo de esta escultura en este lugar nos esta indicando de alguna manera la condición social de alguno de sus ocupantes en uno de los puntos más altos de la Manchuela. 



Este yacimiento del cerro palomar, presenta unas peculiaridades óptimas sobre el terreno en su situación y dominio visual, junto a llanuras buenas para el cultivo y pastoreo. Yacimiento habitado en épocas de la Edad del Bronce, Ibérica y Romana, como así indican las piezas halladas en este lugar. Piezas que carecen del contexto estratigráfico necesario para verificar una continuada existencia ininterrumpida de estas culturas, que quizás llegaron a formar una ciudad o villa de aparente belleza topográfica. 



Dentro del término de Mahora, a la altura del km 135 de la N-322, en el paraje llamado Villaralto, en una elevación que presenta el terreno, se encuentra situado un yacimiento que conserva estructuras rectilíneas de doble hilera de piedras. 



En sus alrededores aparecen fragmentos de cerámica con pastas de buena factura, mostrando decoración de líneas, bandas y filetes en color rojo vinoso. En algunos casos aparece la cerámica tanto con el nervio de cocción gris o pasta en sándwich como alternante, aparecen bordes salientes de canto externo moldurado y asas de triple cinta o macarrón de sección circular. El estampillado se da en un fragmento gris que muestra una banda de rectángulos en vertical, rellenados de pequeñas incisiones. 
La cerámica gris romana aparece en pequeños fragmentos, así como la Terra Sigillata que en un caso muestra decoración en relieve de pequeños círculos concéntricos acompañados por una flor de ocho pétalos. Acompaña a los materiales cerámicos fragmentos de tégula y dos pesas de telar con forma y sección rectangular con uno y dos orificios de suspensión; de este lugar procede una fusayola (Fig. 11: 6) de pasta gris con forma cónica. En hierro aparece un clavo y varios fragmentos de escoria. 


En material lítico se hallan varios trozos de sílex con forma irregular y pequeño tamaño sin muestras de uso en sus aristas. 



En el Museo de Albacete consta que en Villaralto aparecieron varias placas de  cinturón ibéricas con decoración plateada de motivos vegetales, datadas del siglo V antes de Cristo. Las placas de cinturón son elementos de uso personal, asociados a la indumentaria tanto masculina como femenina, cuya función sería la de unir los dos extremos de una banda de tejido o cuero, evolucionando según la moda de la época, formando parte del contexto cultural de las poblaciones. 

Próximo a Villaralto dirección Sur-Este, adentrados en el término de la localidad de Bormate, se sitúa la finca llamada Casa de Verasteguí. Junto a esta finca, en unos terrenos de cultivo se aprecia una zona extensa de tonalidad oscura donde el arado a revuelto los materiales cerámicos que en el lugar se aprecian, destacando los fragmentos de tipología romana como la cerámica gris y la Terra Sigillata. En material lítico se a encontrado media rueda de molino en piedra basáltica que muestra un radio de 18 cm. y un grosor de 6’5 cm.; en material de bronce se han hallado una aguja de 93 mm. de larga que muestra sección circular de 3 mm. de grosor máximo y ojal circular fracturado; una fíbula romana del tipo Aucissa presenta puente laminar de sección rectangular con decoración en el dorso de una banda longitudinal de dos puntos incisos, resorte de charnela vuelta al exterior y pie levantado con botón bicónico y mortaja. Este tipo de fíbula se distribuyó por todo el Imperio, por lo que se pone en relación con las legiones romanas. Su cronología la sitúa entre el 30/25 a. C. al siglo II d. C. En España, la cronología más antigua la da el ejemplar de Herrera de Pisuerga no anterior al año 29 a. C. en que se iniciaron las guerras cántabras (Blázquez, 1974: 247). 



De este lugar procede un aplique de asa para recipiente, con forma romboidal que presenta rostro humano esquematizado y anilla superior para fijación de asa; este aplique romano muestra por detrás del relieve superficie plana para poder ser soldada a la pared del vaso, caso similar presentan los apliques de asa de la Figura 11: 7 y 8. 



De bronce son también cuatro pequeñas monedas del Emperador Claudio el Gótico halladas en este lugar, que ayudarían a situar este yacimiento al menos en la mitad del siglo III d. C. 



Este yacimiento se encuentra cruzado por la C.L. hacia Mahora donde en el extremo Norte se aprecian numerosos fragmentos cerámicos sobresaliendo la tipología ibérica en decoración geométrica en color rojo vinoso a base de líneas, bandas, cuartos de circunferencias y circunferencias concéntricas. En metal de hierro procede de esta zona un puñal que presenta la hoja doblada por la parte media y distal, mostrando líneas de nervadura longitudinales y cuatro remaches para la empuñadura. Una explicación al por qué este arma presenta esos dobleces intencionados, se debería posiblemente para imposibilitar la reutilización del arma una vez depositada posiblemente como ajuar funerario. 



En bronce se halló una fíbula anular ibérica que presenta puente con timbal hemiesférico macizo y montantes, resorte de charnela de bisagra y anillo con un diámetro máximo de 22 mm. La cronología de esta fíbula podría semejarse a las aparecidas en el Amarejo, poblado fechado desde finales del Siglo V a.C. hasta el último cuarto del siglo III a. C. (Boncano, 1984: 92); situándose en la cronología general del tipo 2 de Cuadrado. 



Al sur de la localidad de Bormate, dentro del término de Jorquera en el paraje llamado Casa Nueva se encuentran los restos de un yacimiento en el que se observan grandes bloques de piedras toscamente talladas formando cimientos y lindes entre tierras de cultivo. 



Las cerámicas aparecidas en este lugar, muestran buena factura en pastas de tonalidad predominantemente anaranjadas, donde se dan los casos de presentar el labio revertido con borde canto externo moldurado, que conservan decoración de bandas en color rojo vinoso al igual que otros fragmentos que conservan decoración de líneas y bandas en horizontal, que en un caso son cruzadas por una banda en vertical. Un fragmento cerámico muestra cocción irregular con una fila horizontal de incisiones ovaladas en posición oblicua, ofreciendo carácter arcaico. 

La cerámica gris también hace aparición en un fragmento de labio saliente, un asa de sección circular y una base circular ligeramente cóncava. La Terra Sigillata aparece en pequeños fragmentos. La cerámica de importación se da en un fragmento de base anular mostrando una ligera moldura en la parte superior del pie, pastas de tono anaranjado-amarillento y barniz negro metálico leve. 


Los pocos fragmentos de vidrio hallados muestran tonalidad azul. 
En bronce aparece una moneda partida, presentando un cuarto de lo que sería un As romano en el que se aprecia, en el reverso un cuarto de corona láurea, alrededor BILBI..; lo que hace referencia a la leyenda latina Bilbilis (Municipiun Augusta Bilbilis) Cerro de Bámbola, Calatayud. La parcialidad de la pieza, impide saber a que personaje hace referencia, apuntando más hacia los reinados de Octavio y Tiberio. 



Mirando al Sur, junto a este yacimiento de Casa Nueva, se halla el Barranco del Nogueral, muestra suave pendiente ofreciendo una vía natural directa al Río Júcar, de hecho en su recorrido final se aprecia un tramo de carriladas esculpida en la roca, muestra 5 metros de longitud, marcados raíles de 35 cm. de ancho y 70 cm. de separación aproximada. Características análogas a las carriladas de la Mora del Patojo (Recueja) (López Pérez, 1999); que en páginas siguientes menciono y que viene a sumar una ruta más, Norte-Sur, atravesando el Río Júcar en el sector nororiental del territorio albacetense. 



Dentro del término de Jorquera, en el paraje llamado El Sabinar, entre tierras de cultivo y un cruce de caminos hay diversas elevaciones artificiales y cimientos de piedra que aunque podrían tratarse de estructuras más recientes, la gran extensión de fragmentos cerámicos que de modo superficial aparecen indicarían la situación de un gran asentamiento de la Edad del Hierro, donde el arado ha sacado diversos tipos de materiales arqueológicos que así lo confirman. 



La cerámica aparece depurada y bien cocida, en pastas de tonalidad anaranjada con decoración en color rojo vinoso de líneas, bandas, semicírculos concéntricos y redes de rombos, destacando las cerámicas con base de pie anular, como es el caso de media pátera o plato de labio entrante que muestra 11 cm. de diámetro y 22 mm. de altura. 



De pasta en color anaranjada es también una fusayola bicónica, con un diámetro e 33 mm. y 24 mm. de altura; otra fusayola plano-convexa presenta pastas de color marrón, mostrando un diámetro de 29 mm. y 13 mm. de altura. 



La cerámica de importación aparece en dos pequeños fragmentos que presentan barniz negro opaco y pastas de poco peso en tonalidades gris en un caso de borde exvasado, y pastas de tonalidad marrón-amarillenta en un fragmento de asa de sección circular; las características tipológicas de estos dos fragmentos, apuntan hacia la cerámica de importación griega. 



En material lítico aparece un fragmento de piedra de molino circular de dos piezas, en piedra basáltica que muestra dos prolongaciones laterales, seguramente para facilitar la sujeción de esta rueda que conserva un radio de 14 cm. y un grosor de 11 cm. 



En metal se observa una especia de grapa en plomo, incrustado en un fragmento de cerámica, que indicaría una más de las muchas aplicaciones que pudo tener este metal; es de recordar que una pieza de plomo similar se halló en El Cerro del Portillo. 



En bronce aparece un anillo (Fig. 11: 19) con aro de sección circular, con refuerzos globulares próximos al sello o chatón elipsoidal de sección plano-convexo; este tipo de anillo  tiene una amplia cronología asociada a época ibérica y romana. 



También de bronce es una placa de cinturón (Fig. 11: 10) en forma de lamina con escotaduras abiertas, decorada con líneas paralelas incisas al borde y resalte de botón central. En un extremo muestra un rectángulo con tres orificios para remaches, en el lado opuesto se prolonga la pieza para finalizar en un garcio. Este tipo de modelo ha sido fechado por Cerdeño entre los años 550 y 450 a.C. (Mª L. Cerdeño 1978, 283 s.), siendo un elemento representativo del Nor-Deste de la Península Ibérica, se han hallado de esta tipología en Hoya de Santa Ana (Chinchilla), los Villares (Hoya Gonzalo) y El Ojuelo (Pétrola). 
Adentrados en la Hoz del Júcar, volvemos a unos parajes ya mencionados con la cultura de la Edad del Bronce, para situarnos en el cerro llamado Los Muros (El Paraor), (Sanz Gamo, 1997, 104), dentro del término de la localidad de Jorquera, ya que en una de sus terrazas artificiales que miran hacia el Nor-Deste, se aprecian fragmentos de cerámica con pastas depuradas y bien cocidas con motivos decorativos de líneas, bandas y semicírculos concéntricos de color rojo vinoso en envases que presentan el borde del labio saliente. Aparecen asas de cinta, en dos casos arqueadas y pegadas al envase de forma longitudinal que en un caso es trenzada. Otros fragmentos presentan base de pie anular, tal es el caso de un fragmento que presenta barniz negro opaco y pastas de tono rojizo. En cerámica de pasta gris de aparente tipología romana aparecen bordes exvasados y de labio saliente, así como también hace presencia en este lugar la Terra Sigillata donde destacan los fragmentos con base de pie anular poco resaltado, o saliente en otros, donde en el interior de una base aparece el estampillado con las iniciales MOM dentro de un círculo (Fig. 11: 11). Probablemente se trate de la marca del fabricante en epigrafía latina. 



En pasta vítrea se hallan dos cuentas de collar en color azul, con forma de tendencia esférica y un diámetro máximo de 13 mm., una de ellas muestra decoración impresa de círculos en su contorno. 
En metal aparece una fíbula de bronce (Fig. 11: 12) del tipo de La Téne, presenta puente peraltado, cresta en el dorso y ambos lados, cabeza perforada con doble resorte de cinco y ocho vueltas respectivamente en el muelle y pie de apéndice caudal balaustrado con decoración incisa. Este tipo de fíbulas con cabeza perforada y aguja y resorte independientes al resto de la pieza, están representadas en la provincia de Albacete en la Casa del Monte (núm. cat. 155, fig. 6.4) y Los llanos (Sanz Gamo et alii 1992, núm. cat. 170, fig. 6.5). Para estas piezas que Cuadrado aisló en el grupo 3, se ha dado una cronología entre los inicios de La Téne I (fíbulas de arco de violín) y sus finales para las que presentan cabeza perforada. Argente las clasifica entre finales del siglo V a.C. y finales del siglo IV comienzos del III a.C. Su presencia en Albacete hemos de situarla a partir de los comienzos del siglo IV a.C. en que se fecha la fíbula del Tesorico (Agramón, Hellín), (Sanz Gamo et alii 1992). 



La abundancia de fragmentos de tégulas junto a diversos sillares en piedra local de gran tamaño y perfecto tallado, reflejan presumiblemente la situación de una necrópolis de origen romano en este lugar tan peculiar de Los Muros. 



Merece especial atención el hallazgo en la ladera Este de la cima, de pequeños fragmentos de cerámica con decoración incisa en motivos geométricos de bandas paralelas (Fig. 4: 5-6), características asociadas a la cerámica de la Edad del Hierro inicial. Esta cerámica presenta tonalidades en paredes exteriores marrones y pastas e interiores oscuras, con tratamiento de alisado y bruñido. 



Próximo a este lugar, en el paraje Dornajos con una altura sobre el nivel del mar de 580 m., se encuentra situado el llamado Cerro Pelado (Abascal 1990 b: 40 ss), presentando laderas escarpadas de difícil acceso que se asoman al Río Júcar; en este lugar mirando al Sur se halla descubierta una cámara funeraria de planta rectangular excavada en la roca caliza,  mostrando en su piso interior dos oquedades rectangulares de escasa profundidad que indican un enterramiento doble. En este lugar también se aprecian estructuras rectilíneas de cimientos con revestimiento parietal calizo, así como varios bloques de piedra con perfecto tallado similares a los situados en el cerro próximo de Los Muros. 



Frente a los Muros, mirando al Norte junto al paraje llamado Reldes se halla un gran cortado rocoso que forma una enorme pared vertical en la margen izquierda del río. En su cima se planta un pequeño túmulo de apariencia artificial que presenta un gran dominio visual del paraje. Su altura sobre el nivel del mar (665 m.) lo hace uno de los puntos más elevados próximos al río. 



El yacimiento que se encuentra en este cerro, presenta una pequeña extensión, su apariencia de túmulo y más aún sus cerámicas ibéricas reflejan un lugar de enterramiento tumular en urnas. De los fragmentos de cerámica hallados predominan las pastas de buena factura de color anaranjado con decoración de líneas y bandas en color rojo vinoso, bordes de labio saliente, y las bases cóncavas. En pasta gris aparece un vaso carenado (Fig. 8: 2) de cuello hiperbólico, borde exvasado y base plana, mostrando un diámetro máximo de 73 mm. y una altura de 28 mm. 



(YACIMIENTO INEDITO) 



En La Recueja al pie de El Morrón se cuenta la desembocadura de la "Rambla de Ayora" donde aproximadamente a medio km. de distancia en una gran curva que produce esta rambla se halla situada una morra de escarpadas laderas. Tras una inflexión del terreno se halla más baja al conjunto de cerros, que aunque no es más dominante si presenta buena defensa natural, por sus cortados rocosos al Sur y escarpadas laderas al Este y Oeste. Su cima un tanto alargada no es que sea muy grande, aunque si presenta zonas llanas con aparente espesor de monte bajo (tomillo, romero, esparto, etc.); es en su cima donde se aprecian fragmentos de barro con improntas de material vegetal de algún tipo de estructura o cabaña, en el lado Sur-Oeste aflora a la superficie un cimiento de doble pared rectilíneo de poco más un metro de longitud realizado con cantos rodados, así como varios tramos de cimientos en piedra con posición vertical. 



Lo extraordinario de este yacimiento reside en su cerámica halada en la superficie, ya que muestra una rica y variada decoración incisa de figuras geométricas que corresponden a la Edad del Bronce Final- Hierro Antiguo, siglo VIII-VII a. C. (Figura-5). La decoración es similar a la representada en los fragmentos hallados en los Muros (Jorquera), demostrando más variedad geométrica que aparece incluso en bordes interiores decorados a base de líneas quebradas o en zig-zags a lo largo del borde donde en la parte superior es rellenada en ocasiones con líneas simétrica y boca del vaso, apreciándose en ocasiones un pigmento rojo de almagra pegado a las paredes. También aparece la decoración impresa con un objeto de sección circular formando una banda horizontal en el arranque del cuello. Un fragmento perteneciente a un envase de tamaño y grosor considerable (Figura-5: 1) de tonalidad castaño y desgrasantes de aparente grosor muestra una decoración geométrica incisa realizada a peine de 13 y 8 púas; este tipo de peine solía realizarse con materiales de hueso o marfil. 



Se hallan fragmentos cerámicos que de estar completos presentarían base convexa; los cuellos troncocónicos invertidos que arrancan de un cuerpo carenado se abren en una amplia boca exvasada, en dos casos aparece la base plana. 



No aparecen asas, en cambio se en varios casos un pezón perforado horizontalmente y situado en un estrecho cuerpo troncocónico entre la carena y el arranque del cuello (Fig. 5: 3). 



La pastas tienen desgrasantes pequeños, predominan los colores grises entre las  tonalidades pardas, ocres y marrón ya que el 65% de los fragmentos hallados presentan deformación y agrietamiento, síntomas de que han estado sometidos a fuertes temperaturas, lo que implica a grandes rasgos a exponer la hipótesis de un desecho de fabricación en este yacimiento, evidencias que de ser ciertas supondría situar en este lugar a un asentamiento ocupado, no por simples portadores de estos vasos tan ricamente decorados, sino fabricantes del mismo. 



Varios autores consideran esta cerámica incisa derivada de la técnica campaniforme que se mantiene durante l Edad del Bronce en la Meseta (Blasco, Sánchez Capilla y Calle, 1988; Priego, 1987; Valiente, 1984). 



Por su abundancia y similitud con los hallazgos de la Rambla de Ayora, el mejor ejemplo de estos motivos decorativos complejos, lo tenemos en el yacimiento de los Villares de Caudete de las Fuentes (Valencia), en los Niveles I (I-33) y (34-61) (Mata, 1991: Fig. 86). Se cree que este Nivel I podría ser fechado en la primera mitad del s. VII a. C., sin descartar la posibilidad de que se pueda elevar en el futuro al s. VIII a. C. dadas las dataciones coloniales en el Sur de País Valenciano (Mata, 1991: pág. 189), y la fecha aportada por Cástulo I para la aparición de las cerámicas grafitadas, cuya expansión se hace pasar por la Meseta Oriental (Blázquez y Valiente, 1980: 406-407). 



La situación de Los Villares de Caudete (Valencia), puede considerarse como estratégica (Mata 1991, 9): 



-Los Villares se encuentran en el extremo de una de las vías naturales que comunican la Meseta con la costa mediterránea (Almagro Gorbea 1976-78, 100). 



-Además, habrá que considerar la existencia de una ruta N-S que pasaría cerca de Los Villares y que serviría de comunicación entre Andalucía y la Meseta Norte / Aragón; ruta sobre la que se encuentra un yacimiento como el Castellar de Meca (Ayora, Valencia) (Broncano, 1986; Pla, 1984) que, aunque bastante desconocido, presenta ciertos rasgos de similitud con Los Villares (Gran extensión, situación en el extremo de otra vía de comunicación costa / interior, larga perduración cronológica, materiales cerámicos de filiación occidental, etc.). 



Quizá la situación del yacimiento de La Recueja no sea una mera coincidencia, su ubicación en la denominada Rambla de Ayora, situada en la Cuenca del Júcar, al Oeste de la Cordillera Ibérica, nos está indicando una ruta o zona de transición entre el área levantina y la submeseta Sur. En La Recueja se halla la necrópolis de Casa del Monte (Sanz Gamo y López Precioso, 1994 a) donde se han hallado ánforas que la forma en sí evidencian la tradición fenicio púnicas. Sin olvidar que en este lugar, que más adelante menciono, se hallan las carriladas de la Mora del Patojo (López Pérez, 1999); los restos de una vía artificial de comunicación situada en la Manchuela Oriental al Nor-Este de Albacete. 



En este cerro de la Rambla de Ayora se han hallado varias piedras de molino de mano barquiformes, con el plano de trabajo horizontal o algo inclinado, que en cierta medida nos indica una actividad agrícola, la total ausencia en superficie de dientes de hoz, sugiere el conocimiento de otros medios más sofisticados, de hecho el reciente hallazgo de un pequeño fragmento de hierro muy oxidado y de un núcleo de bronce con 110 gr. De peso con restos de herramientas fundidas de al parecer un pico arqueado con orificio central, de proporciones pequeñas, lo confirma y demuestra la práctica de las técnicas metalúrgicas del bronce en este lugar. 



De este lugar tan peculiar procede una punta de lanza en bronce, (Fig. 12: 1). La pieza presenta hoja de perfil foliáceo que muestra refuerzo axial obtenido por aumento del espesor desde el filo al eje de un nervio de sección circular acabado en tubo. El arma presenta esquema celtibérico, influyente de la cultura meseteña.  La lanza de enmangue tubular, presenta una cronología aceptada para estos elementos, de finales del siglo IX a. C. (Osuna Ruiz, 1975). 


La antigüedad tipológica que presenta la cerámica hallada en la Rambla de Ayora, entorno a los siglos VII y VIII a. C., nos sitúa cronológicamente con los primeros impactos de grupos de Campos de Urnas. En efecto, la decoración incisa que aparece en este lugar es típica de esos momentos. Ya que se halla representada en los Campos de Urnas del Valle del Ebro (Maderuelo y Pastor, 1981). 



Dentro del término de La Recueja, en el paraje de El Barrio, Pedro Ballesteros (vecino de esta localidad) halló una pieza cerámica de una mano de mortero, su forma completa mostraría tres apéndices radiales, la ausencia de uno de ellos no permite observar la decoración completa que muestra una de sus caras a base de incisiones realizadas entes de la cocción, en sus laterales posee decoración ramiforme. Esta pieza contiene idéntica morfología con la hallada en Los Villares de Caudete de las Fuentes (Valencia), (Mata, 1991: Fig. 51). 



Al Norte del término de La Recueja en el paraje llamado Mora del Patojo se halla ubicado un yacimiento en una de las pequeñas elevaciones que presenta el terreno en la rambla de este lugar, donde en su cima se aprecian estructuras rectilíneas de doble hilera de piedras que apenas afloran a la superficie, en esta aparece gran cantidad de fragmentos cerámicos que muestran una rica variedad morfológica tanto en pastas de tono rojizo como anaranjado y amarillento o como con el nervio de cocción de diferente color tanto alternante como pasta en sándwich, en varios casos la pasta de las cerámicas aparece de color rojo vidrioso en las que en ocasiones se aprecia un engobe o capa de arcilla más fina y depurada aplicada sobre la superficie del recipiente, recibiendo un aspecto lechoso. 



También muestran una rica variedad de motivos decorativos en color rojo vinoso, como son: las líneas onduladas en horizontal que suelen recibir el nombre de tejadillos, reticulado de rombos, circunferencias concéntricas, cuartos de circunferencias, líneas y bandas, entre otros que aparentan motivos vegetales y figurativos. 
En este tipo de cerámica fina aparecen fragmentos que presentan el borde vuelto al exterior formando una especie de ala, denominada en ocasiones "sombrero de copa", característico del vaso Ibérico Kalathos



Aparecen los bordes revertidos con labio de canto externo moldurado, en un caso presenta el canto externo decorado con un cordón ondulado. Se hallan asas de cinta de implantación vertical, con decoración pintada de pequeñas bandas en horizontal, asas geminadas de sección circular; en dos casos aparecen asas de cinta de sección y forma circular que recuerda la de las ánforas fenicias copiadas luego en el mundo Ibérico. En un caso de asa de tipo mamelón aparece perforada por dos orificios como elemento de suspensión o sujeción. 



La cerámica de pasta gris hace aparición en fragmentos que presentan borde de labio saliente y desgrasantes visibles en sus paredes. 



La cerámica de importación se encuentra en varios fragmentos de pastas rojizas que muestran barniz negro opaco, y negro metálico en un fragmento de pasta color amarillento con incisiones paralelas en vertical de acabado curvo asimétrico. 



En el lugar se hallan fragmentos cerámicos de tamaño y grosor considerable; en un caso de envase con cuello cerrado presenta el borde plano de 6 cm. de grosor con el labio de sección triangular. Acompañan al material cerámico fragmento de tégula, adobes, así como diversos trozos de masa cerámica que presentan colores verdosos por efecto de soportar elevadas temperaturas. 



En material lítico aparece la solera de una piedra de molino con forma cónica, que muestra pequeños orificios artificiales en el plano de trabajo. 
Más al Nor-Este, reaparecen los fragmentos cerámicos esparcidos en una gran extensión del terreno donde se han hallado dos fragmentos cerámicos de color anaranjado que presentan como elemento de aprehensión la llamada asa de orejeta, característica tipológica en urnas del siglo V a. C.; del mismo lugar proceden dos pesas o pondus de telar con forma troncopiramidal de sección rectangular, fracturadas horizontalmente por el orificio de suspensión. 



En pasta vítrea aparece una cuenta de collar en color azul con forma esférica de 5 mm. de diámetro. 



De bronce aparece una moneda ibérica (Fig. 11: 13), acuñada en Cástulo (Cazlona, Jaén), en el anverso presenta cabeza viril con diadema y delante una mano, en el reverso no se aprecia la esfinge que suelen llevar este tipo de As ibérico por presentar un notable desgaste así como varias incisiones. 



Cabe mencionar que Cástulo, la ciudad de los Oretanos era centro de explotación minera, principalmente de cobre. 



De bronce es también un eje cabezal de fíbula con 86 mm. de longitud, eje bicónico con terminación en ambos lados de tonelete moldurado, el resorte es de charnela de bisagra con aguja de sección circular con 3 cm de longitud. La fíbula presenta un aspecto de la Téne con cabeza perforada y aguja y resorte independiente al resto de la pieza, la longitud de la aguja hace referencia a un puente muy arqueado y excesivamente corto comparado con la longitud del eje. 



La pieza presenta un esquema muy avanzado al presentar resorte de charnela de bisagra, característica típica de la fíbula anular ibérica ya a finales del siglo V a. C. Este ejemplar inusual resultaría una inclusión rarísima en estas tierras del Sureste peninsular, a la que culturalmente pertenecemos. 



Dentro del paraje de la Mora del Patojo, al Oeste, en el camino de Jorquera a Casa Ibáñez, se halla debajo de éste un testigo evidente impreso en la piedra, me refiero a un verdadero cruce de caminos esculpido en la roca que aflora a la superficie 21 metros de longitud. Sus marcados raíles de 20 cm. de profundidad, entre 35 y 70 cm. de ancho y 65 cm. de separación aproximada, lo hacen sin lugar a dudas una milenaria vía artificial de comunicación situada en la zona que nos ocupa de la Manchuela Oriental, indicando una ruta clara y precisa hacia unos asentamientos que en ocasiones muestran prueba material arqueológico de una temprana ocupación de mucho antes de la llegada de los romanos a la Península. Según fuentes literarias clásicas, en la antigüedad la actual región de Castilla- La Mancha atorgó un papel destacado en la red de vías de la Hispana romana, especialmente por su posición central en la Península Ibérica entre dos importantes ríos como son el Ebro y el Guadalquivir; y es de suponer que existían otras vías menores para comunicarse los diversos asentamientos de la región entre ellos y con las vías principales que pondrían en contacto las zonas rurales con centros de población más importantes, formando esa red de comunicación propia de los pueblos civilizados. 



La dirección de los carriles mencionados indica claramente una ruta orientada hacia extensos poblados o yacimientos iberorromanos; los carriles con dirección Este-Oeste apuntan hacia los yacimientos más cercanos de la Mora del Patojo y la Eras de Alcalá al Este, continuando esta dirección nos conduciría hacia Zulema donde se halla un extenso yacimiento con muestras de cerámicas ibéricas y romanas. Los carriles que apuntan hacia el Oeste se dirigen directamente hacia Jorquera por la rambla de Reldes, como así demuestran los diversos afloramientos de carriles con características análogas, con una longitud de más de 9 m. que nos conducen a la desembocadura o final del Río Abengibre. Estos afloramientos en ocasiones son un tanto espectaculares ya que se observan pasos estrechos de un metro de altura excavados en la roca y otros se pierden en el vacío donde hay cortados rocosos naturales que evidencian una erosión milenaria es en estos tramos donde se añaden pasos artificiales más recientes, ya que esta dirección se ve reflejada en un mapa del Distrito de Casas Ibáñez, Tierra de Ves y Jorquera en la primera mitad del siglo XIX, de hecho en ocasiones se observan empedrados superpuestos a la vía original con vierteaguas oblicuos, que considero de esta época. 



Los yacimientos más cercanos en dirección Oeste son Los Muros y el Sabinar (Jorquera); conviene mencionar que si continuamos hacia el Oeste pasaríamos obligatoriamente por los yacimientos de La Losa (Casa de Juan Núñez) donde se halló una escultura de un caballo ibérico con excelente montura (Museo de Albacete), y Casa del Monte (Valdeganga) (Cuadrado Diaz 1984, 137) con tumbas de empedrado tumular, así como también mencionar en dirección Sur de la existencia de carriladas próximas a la localidad de Pozo Lorente que marcan la dirección Norte-Sur, con la localización de dos yacimientos iberorromanos a una distancia intermedia sobre esta posible vía de comunicación (Haza de las Pilas, Casas de Juan Núñez) y El Tesorillo (Villavaliente). 



Los carriles situados en la Mora del Patojo con dirección Sur-Oeste apuntan hacia un pequeño yacimiento ibérico situado en la cima del paraje de Reldes y al yacimiento situado en Cerro Pelado, donde se halla una necrópolis de Bajo Imperio. Los carriles con dirección Nor- Este señalan hacia un extenso yacimiento situado en la localidad de Serradiel, toponimio concebido por la ubicación en este lugar de un cerro aislado aserrado producido por paredes en certical de formaciones triásicas, conocido por el Cerro de los Cuchillos. 



La situación geográfica de las carriladas de la Mora del Patojo, así como las de Pozo Lorente, pueden ser interesantes por su situación en la cuenca del Júcar al Oeste de la Cordillera Ibérica en una zona de transición entre el área levantina y la submeseta Sur. Las conclusiones más inmediatas que se adoptan según su dirección son: al Suroeste la ubicación de un lugar de cruce del Río Júcar en el lugar justo donde desemboca el Río Abengibre como posible vía natural de comunicación que nos enlaza directamente con la zona conquense de Iniesta y Ledaña; atravesado el Río Júcar, los yacimientos más cercanos indican las direcciones Sur y Oeste, que nos pondrían en contacto con el mundo del Sur e interior Peninsular a través de la comarca de las Tierras Altas y Llanos de Albacete; la dirección del Noreste nos conduce una vez pasado los extensos yacimientos de Serradiel y Zulema, hacia otros situados en la Pasadilla y Camino de Casas de Ves (Casa de Ves) para cruzar por el Cilanco, y por el Camino de las Hoyas en Villatoya ya adentrados en la provincia de Valencia. 50 

Las carriladas de la Mora del Patojo y de la Rambla de Reldes, situadas en el camino de Jorquera a Casas Ibáñez. 





LA MANCHUELA 


SITUACIÓN DE LAS CARRILADAS 


Y DIRECCIÓN DE LAS VÍAS 




1 Villatoya 9 El Sabinar 


2 Alborea 10 La Losa 


3 Casas de Ves 11 Casa del Monte 


4 Zulema 12 Pozo Lorente 


5 La Eras 13 Haza de la Pilas 


6 Mora del Patojo 14 Serradiel 

7 C. Pelado y Relder 15 Casa Ibáñez 51 



En el Cerro de los Cuchillos (Serradiel) se hallan fragmentos cerámicos pertenecientes a la Edad del Bronce que muestran cocción reductora en pastas pardo oscuras con desgrasantes medianos y tratamiento de alisado, el borde exvasado en algún caso con digitaciones y en otro con carena. 



En material óseo hay un colmillo canino con perforación o taladro en la raíz y corona desgastada, sin duda usado como colgante, al igual que una pequeña lámina redondeada en piedra de pizarra con perforación central. En materia lítica se halla una lámina de silex de sección y perfil triangular con doble filo recto y aserrado, longitud 1’3cm., grueso 0’2 cm., ancho 0’7 cm. 



En el término de Serradiel se han hallado también perteneciente a la Edad del Bronce: un puñal en bronce con perfil foliáceo de sección laminar, extremo distal fracturado y el extremo opuesto curvo con dos orificios asimétricos, longitud conservada 8’3 cm., ancho 2’5 cm., grueso 0’1 cm.; una punta de flecha en bronce con perfil de la hoja foliácea de sección laminar, ápice fracturado y vástago corto doblado, longitud conservada 4’3 cm., ancho 2’6 cm., grueso 0’2 cm. 
En lo que concierne a la Edad del Hierro, este lugar puede presumir de ser uno de los más extensos, ya que cerro y pueblo se ven circundados por terrenos predominantemente plantados de viñas en las que se observan fragmentos de cerámica tanto ibérica como romana, situando esta última más en el lado Este del pueblo como demuestran los fragmentos de tégulas, Terra Sigillata y cerámica gris. 



La cerámica ibérica presenta buena factura, la procedente del Sur del cerro muestra una cocción oxidante en pastas de color naranja que en ocasiones lleva decoraciones en color rojo vinoso de líneas y bandas, como muestra un fragmento de tapadera con labio ligeramente reentrante, en otro caso muestra decoración de finas líneas horizontales de ondulación quebrada acompañado por una banda horizontal de líneas romboidales en vertical; se hallan bases anulares de diversas morfología incluso en un fragmento de cerámica gris, varios picos vertedores con unas medidas entre 4 y 5 cm. de longitud por 5 cm. de ancho con muestras de pintura rojo vinoso. 



En cerámica de barniz negro ático se halla un fragmento de base anular moldurada y exvasado con decoración impresa circular; de este lugar procede una pesa de telar fracturada, con forma cuadrangular de 5’8 x 5’8 cm. conservando una altura de 7’1 cm. muestra pastas arenosas de coloración variada verde, anaranjado y pardo, dos orificios de suspensión y en la cara superior impreso un sello cuadrado con motivo geométrico de una esvástica. En material lítico aparece un nódulo natural o formación pétrea similar a los hallados en otros yacimientos ya mencionados y que se consideran procedentes de la zona de confluencia de los ríos Segura y Mundo. En material de bronce se ha hallado una pequeña contera cónica de sección laminar con orificio lateral que permitiría una mejor sujeción al cuero o un vástago de madera, altura 3’5 cm., diámetro 0’6 cm.; Una aguja de fíbula anular de tope osculador con varilla recta, sección circular con el extremo fracturado, conserva eje de bronce para sujeción a la cabeza, longitud conservada 3’2 cm., grosor 0’3 cm. 



Todos los objetos hallados en el Sur se han localizado en el mismo terreno, recientemente plantado de viña, es en este lugar donde en poco más de 6 m². se aprecia una mancha oscura, en esos metros se han recogido varios huesos quemados, una cuenta de collar de pasta vítrea de color azul con 1’4 cm. de diámetro y 0’7 cm. de grosor, una fíbula anular en bronce con puente de navecilla maciza de sección plano-convexa y charnela de bisagra, conserva medio anillo de sección circular y aguja de varilla recta hacia la mortaja, diámetro 2’6 cm., altura 1’6 cm. En material férreo, una punta de lanza tubular muy oxidada que conserva madera carbonizada en el interior, longitud 7’2 cm., diámetro 2’2 cm.; así como tres fragmentos férreos de un arma afilada, posible falcata; acompaña a estos materiales fragmentos de cerámica ática de barniz negro, en un labio revertido y un borde reentrante entre otros fragmentos sin determinar, un disco anillado de tapadera en pasta gris de cocción reductora con desgrasantes medios, un fragmento de envase con cuerpo cilíndrico de cocción oxidante pastas y superficies acastañadas y pasta gris, así como fragmentos de adobe semicocido; las características de los objetos recogidos indicarían claramente la situación de una tumba tumular; el ajuar de esta sepultura nos llevaría a proponer para estas piezas una fecha situada entre los siglos V y IV a. C. 



En el término de Serradiel, también se ha hallado otra pieza muy importante por su antigüedad y tipología, ya que se trata de una fíbula en bronce de doble resorte, filiforme que conserva pie de mortaja de media caña en pestaña larga de 2’3 cm., de longitud máx. 2’9 cm., altura 2’4 cm., grosor alambre 0’3 cm.; tipología considerada perteneciente a la Edad del Hierro Antiguo, el origen de este tipo de fíbula se centra en el Sur de la Península Ibérica oscilando a la mitad del siglo VIII a. C.; hallándose piezas con esta tipología en la Jordana (Jorquera), Cerro Palomar (Golosalvo) y otra recientemente hallada en Villaralto (Mahora) por Sebastián García, vecino de Golosalvo, esta última conserva pie de mortaja de media caña en pestaña larga de 2 cm., longitud máx. 4’5 cm., altura 2’7 cm., grosor alambre 0’3 cm. 



Al Sur de la localidad de las Eras de Alcalá se encuentra ubicado un extenso yacimiento con un gran dominio visual del Río Júcar. Se trata del Villar de Alcalá del Júcar ( Sanz Gamo 1997, 104). Aunque no se aprecian estructuras de habitad si aparecen gran cantidad de cerámicas barridas por la acción del arado, que muestran pastas de tonalidad anaranjado de buena factura, que conservan una rica y variada decoración geométrica de color rojo vinoso de líneas y bandas alternantes, círculos y semicírculos concéntricos, rombos, líneas onduladas en vertical o cabelleras en un caso con decoración bicroma en rojo y negro de líneas y bandas. Otro caso presenta dibujo escaleriforme con estrella central (Fig. 12: 2). Aparecen bocas revertidas de canto externo moldurado en pequeños y grandes envases; un borde de labio saliente con características de pertenecer a un envase ibérico Kalathos conserva decoración de semicírculos concéntricos realizados con compás (Fig. 12: 3). Un fragmento de borde que presente asa de orejeta perforada ofrece decoración de finas líneas horizontales; aparecen fragmentos de platos decorados por las dos caras como es el caso de la Figura 7: 2, así como un asa de ánfora con forma y sección circular. Un cuello de ánfora conserva decoración de cordón de horizontal con digitaciones impresas. La cerámica de pasta gris también hace aparición en un caso con decoración de digitaciones impresas en ambos lados del labio que forman picos verticales recibiendo un aspecto aserrado. 

La Terra Sigillata aparece en varios casos con decoración en relieve, destacando un fragmento que presenta el cuerpo de un felino en posición de carrera (Fig. 12: 4) o en otro caso el relieve de un árbol dentro de un círculo estriado; de Terra Sigillata lisa se halla un fragmento de envase con tendencia esférica, con labio saliente y cuerpo con decoración a marcada distancia de canales verticales incisos. Un fragmento de labio almendrado presenta un fino engobe de tono anaranjado. La cerámica de barniz negro de importación también hace aparición en este lugar, un fragmento de pasta de tonalidad gris conserva barniz negro oscuro opaco, el borde entrante es similar a las pequeñas pateras áticas. Otro fragmento con borde ligeramente moldurado de pasta rojiza conserva barniz de coloración negro mate metálico de posible producción campaniense. 



De este lugar procede una fusayola (Fig. 12: 5) en pasta de color negro de aspecto apizarrado que presenta forma cónica y bola en su extremo. Acompañan al material cerámico varios fragmentos de tégula, así como fragmentos de escoria férrea. De hierro se conserva una hoja triangular con mango de sección circular (Fig. 12: 6). 



En material lítico se halla una porción de piedra de molino basáltico y diversas piedras de sílex con muestras de utilidad. 



En vidrio aparece un pequeño fragmento de color verde. De plomo se hallan diversas grapas de diferente grosor y una pesa con forma cónica y orificio circular, con un peso de 26’3 gramos. 



Dichas grapas forman un conjunto de cuatro piezas con diferente tipología, donde aparece una pieza en forma de T, aparecen dos en forma de S, y una en forma de L; la longitud de estas piezas no supera los 17 cm, al igual que la altura que no supera 3 cm, mostrando un grosor máximo de 1 cm. 



Estas piezas se utilizaban tanto en época ibérica como en la romana para unir el aparejo de sillería y demás elementos arquitectónicos ornamentales que integran los edificios monumentales. El proceso de colocación debió ser siempre el mismo. En la cara superior o la que Durán Cabello denomina "cara de recibimiento de la pieza" se excavaría un hueco: mortaja o cama, a ambos lados de la línea de la junta; en su interior se encajaría el elemento de ligazón: grapa, de tal modo que cabalgaría entre las juntas impidiéndose así el emplazamiento de los bloques contiguos (Blánquez Pérez, 1995; Durán Cabello, 1990). 



Las grapas que se han hallado en este lugar, guardan las características de que fueron colocadas vertiendo el plomo líquido en el hueco excavado, ya que presenta, el remanso del plomo líquido en la parte superior, sin ningún tipo de huella de martilleado; mostrando una clara prueba de que en este lugar hubo estructuras de notable consistencia y que por motivos que se desconocen fueron desmontados o destruidos en época por el momento imprecisa. 



En bronce aparece un aplique para asa de recipiente (Fig. 11: 7). Se trata de una hoja plana con forma romboidal con el extremo superior a modo de anilla, pieza similar se halló en 54 

los Villares de Abengibre (Fig. 11: 8). En el Museo de Albacete se hallan piezas similares de época romana, procedentes de Los Cabezos (Mahora) y el Lobo (Lezuza) catalogados en los siglos IV y V d.C. 



En el lugar más elevado de este yacimiento aparecen fragmentos de cerámica facturada a mano con desgrasantes recios, mostrando pastas oscuras y de superficies color marrón, que apuntan a una cronología de la Edad del Bronce. La presencia en este yacimiento de un fragmento de urna con asa de orejeta nos indica en cierta medida una cronología eminentemente antigua ya que se puede marcar el apogeo de esta forma en el siglo V a.C. Por la abundante cerámica con decoración de círculos y semicírculos concéntricos, así como de líneas onduladas en vertical que hacen aparición en este yacimiento se puede deducir una fase Ibérica Plena (S. IV al II a. C.). 



Un hallazgo importante fue el que se realizó casualmente durante las obras de acondicionamiento de la carretera de La Recueja a Alcalá del Júcar al iniciarse un pequeño desmonte para canalizar las aguas de una torrentera, con la aparición de un horno ibérico. 
D. Santiago Broncano dirigió una excavación cuyos resultados cronológicos, sitúan al yacimiento en torno al siglo III o inicios del siglo II a. C.(Broncano y Coll, 1988, 210 ss), aunque el yacimiento presenta evidencias de ocupación al menos desde la segunda mitad del siglo IV a. C. Durante la excavación se halló un fragmento de cerámica ática de figuras rojas de finales del siglo IV, así como abundante cerámica ibérica con grandes urnas y ánforas, algunas de ellas decoradas con bandas o círculos concéntricos, fechables en el Pleno Ibérico. También se halló un fragmento atípico con decoración fitomorfa, y ya en los estratos cubrientes, escasos fragmentos de Terra Sigillata sudgálica e hispánica. 



La fíbula anular de la figura 12: 7, fue hallada en las proximidades del lugar anteriormente citado en la margen derecha del Río Júcar. Realizada en bronce, presenta puente de navecilla normal de sección plano-convexa, resorte de charnela de bisagra y un diámetro máximo del anillo de 33 mm. 



La privilegiada situación geográfica de esta parte de la Meseta (actual provincia de Albacete), a caballo entre el mundo valenciano (a través del puerto de Almansa), el mundo del sudeste (por Hellín y Jumilla), la Alta Andalucía (a lo largo del Guadalquivir, atravesando toda la zona minera de Cástulo), y la Meseta norte (Mancha Alta y Baja, cuencas del Cigüela y Záncara...) va a permitir que ya en el siglo V a.C. nos encontremos con una sociedad plenamente iberizada ( Blánquez Pérez, 1984). 



Cuadrado Díaz, de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, en el tema "El Cigarralejo. Relaciones con la meseta", expone lo siguiente: Sabido es que la costa levantina, plenamente ibérica, queda limitada por la cordillera del mismo nombre y sorprende el carácter iberista de una zona tramontana que sigue paralela a la cordillera por las provincias de Albacete y Cuenca y E. de Toledo, en la cual encontramos yacimientos como Casa del Monte (Valdeganga), Abengibre, Buenache de Alarcón, Las Madrigueras (Carrascosa del Campo), Olmedilla, Cañizares y Villanueva de Bogas (Toledo). La situación geográfica de estos yacimientos se coloca en la Cuenca del Júcar, al oeste de la cordillera Ibérica, a excepción de Villanueva de Bogas que es de la del Tajo. Creemos que dado que estos yacimientos están muy iberizados, comprobada la presencia en ellos de cerámica de barniz rojo; de cerámica ática y de fíbulas anulares con resorte de charnela, y además en Casa del Monte con tumbas de empedrado tumular y abundancia de falcatas, nos inclinamos a creer, que las influencias ibéricas han llegado más bien que desde Aragón, del propio S.E. siguiendo los valles del Júcar y sus afluentes Cabriel y Cigüela. Esta es también la opinión de Almagro Gorbea, que referente al grupo de la Cuenca del Júcar dice que nos muestran "una estrecha relación con los pueblos del S.E. y del levante". 



Quizá los yacimientos pertenecientes a la Edad del Hierro ubicados en la Manchuela  Oriental no destaquen por sus monumentos, de lo que no cabe duda es de su gran abundancia, ya que superan el centenar, observando núcleos donde la tierra es más fértil dentro de esta zona que bien se puede denominar La Mesopotamia Manchega, que bien pudo estar regida por personajes pertenecientes a la élite guerrera de la sociedad ibérica, como así queda reflejado, no solo en sus tumbas, también en sus tesoros, como la vajilla ibérica de Abengibre, que puede considerarse que encerraba una ideología aristocrática y regia, claramente vinculada a un contexto de culto, relacionado con el arte de la caza y las armas, con el alto poder de la escritura y la argentería del banquete. 

 

Detalles de la sala exposición museo situada en el edificio de Servicios Múltiples de Abengibre. En primer plano la reproducción de la vajilla ibérica donada por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha en el acto celebrado el 20 de Mayo de 1995.



















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Texto y dibujo: Abelardo López Pérez 



Fotos: Francisco García Pérez 



1992-95

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